Era de noche, llovía un grupo de adolescentes se cubrían bajo un alero tomando alcohol y otros fumando un porrito que se pasaba de mano en mano. Era una calle desierta, ni un alma pasaba por ella. Era una garúa finita que aunque pareciera que no mojaba, si hacía que el frío calara hasta los huesos. Se empezaba a notar un comportamiento distinto en su forma de actuar, Marcelo percibía una sensación de euforia y un aumento en las percepciones visuales y auditivas a pesar de no haber aspirado mucha jamila (marihuana). Ese porrito se compartía entre una pareja de chicos de unos 15 a 18 años.
Estos, la parejita eran amigos del cole donde estos como otros tantos adolescentes se reunían en sus horas de descanso, sintiendo a las normas sociales como una amenaza a la tranquilidad y las buenas costumbres.
Parecía que el tiempo se había detenido para la parejita, estaban atentos a lo que acontecía en al esquina donde los coches iban y venían, y las bocinas se hacían sentir. María la compañera de Juan, las parejitas, estaba consumiendo alfalfa (marihuana de baja calidad) mientras que Juan le estaba dando a las anfetas ( anfetaminas ).
Se habían acomodado bajo un alero de una casa abandonada. Cuando estaban en el cole, el diler, (un negro que suministraba desde el costado de la casa de estudio, ful (hachís), canela fina (droga de buena calidad), y todo lo que quisiera se paraba en la esquina del lado sur del cole a cierta hora, y los adolescentes compraban la mercadería que este les suministraba. Era el gasolinera, el abastecedor de droga.
Así se dio esta situación por mucho tiempo, hasta que las quejas de los vecinos en el Municipio por encontrar en su puerta desde las jeringas, algún colgado (embriagado o demente por causa de la droga), la policía de incógnita se hizo presente y se mezcló con ellos, al buen estilo Serpico.
Esa noche en cuestión, donde ese grupo de adolescentes se cubrían bajo un alero y llovía, la policía decide realizar una razzia al estilo del comienzo de la etapa democrática. Uno de estos, disfrazado de pordiosero los capta en esa actividad, dado que un chivato (vecino que delato la presencia de la droga) los puso sobrealerta donde se juntaban. El policía de incóginita le percibió enseguida el llamado "porte de cara" que es la presencia sospechosa de una persona, por su aspecto, vestimenta , peinado, etc.
Marcelo estaba con su latita, consumiendo crack, mientras que la parejita hacían el amor sin preservativos. Cuatro patrulleros tuvieron que intervenir, y fueron llevados detenidos. Con el tiempo se descubrió el ámbito social que se manejaban. Provenían de estratos pobres donde el hacinamiento y la promiscuidad era moneda cotidiana.
Pd. Muervo (Estado de sopor producido por la droga o su carencia); Movida (acción relativa a la droga) |