Siento como penetra en mis dedos el cansancio de tu sexo rendido, como se va difuminando en la luz agonizante de la noche. Y en mi desvelo de soles procuro relajarme en la mirada. Te ofrezco el fluvial contorno de mis poros, que evaporan silentes al menor contacto con tu piel. Y quedo envuelto entre tus dientes que crujen el orgasmo, rompiendo el cristal de mis paredes.
Texto agregado el 31-05-2005, y leído por 138 visitantes. (0 votos)