Él ha seguido la noche sin saber que es esta quien le sigue a él.
Siempre oculto, siempre dispuesto a morir sin haber vivido lo suficiente.
Yo estando de pie supe que era mi hora... la hora.

Sabía de su alma, sabía incluso de su anonimato.
Pero jamás supo como debía realizar dicha tarea.
Tarea que le fue impuesta por el fracaso de su destino, pero encontrando el ocaso de su inspiración.

-Ha muerto - se escuchaba en los alrededores de lugar, mientras el sonido de monstruos provocaban el llanto en algunos que débiles por el episodio anterior pudieron observar el final de una historia escrita por un hombre que sin mas poder tuvo que entregarse a su sueño que sin serlo le provoco la misma reacción.

No tuvo mas remedio. Murió y nunca supo por que.
Pues solo obedeció a su corazón.
Y yo aquí contándole a mi mente lo que esta y no ocurriendo, recuerdo el día en que mi ex novia me decía "quien se deja llevar por el corazón termina muerto en el juego" mientras empacaba sus cosas en una maleta y me predicaba la soledad escrita en mi frente.

Uno de los monstruos se posó frente a mí. De él emergieron dos seres de vestidos claros, mis ojos no lograron captar tal aparición con claridad pues este monstruo con su ruido y luz me anonadaron en un fulgor que no admite descripción alguna.

Curiosos miraban, y otros sin conocerle lloraban.
Cuando uno de estos hombres allí parado tomó el papel que aquel hombre muerto tenia debajo de sus ya moradas manos.
Entonces este lo leyó:
"él ha seguido la noche sin saber que es esta quien le sigue a él.
Siempre oculto, siempre dispuesto a morir sin haber vivido lo suficiente.
Yo estando de pie supe que era mí hora... la hora"

Hubo un rotundo silenció en el lugar, nadie dijo nada y la bulla del monstruo aquel pasaba a un tercer plano, ya no era un problema.
El emblema de este hombre que sin escuchar con sinceridad sus palabras y que despreciado por su destino fue muerto con la dignidad mas bella para un ser.

Jamás encontró respuestas y aunque las buscó y suene irónico, en medio del dolor de algunos pocos que estuvieron junto a mí dejaron de llorar para aplaudir. Juro no entender porque y juro no saber que me motivó a hacerlo, pero lo hice.

Después de todo ese hombre nos mostró tal y como era, pues ahora es parte de nuestro ayer.
Sin embargo este momento marcó la vida de los pocos que presenciaron tal cosa.

Y al retirarnos y dejarlo solo otra vez supimos que no debias de poseer más que tú espíritu para entender un poco lo que pasa acá en este sitio, nuestro sitio.

Tampoco debíamos ser inmersos en la pobreza, ya que se trataba de un aprendizaje mayor.
Él contó y le escuchamos, ahora los que estuvimos ahí contamos para que escuchen.
Este ya fallecido hombre de la calle es uno mas... que enseño a la humanidad. Por que tú y yo somos parte de ella.