Las paredes empañadas como vidrios en invierno,
las ventanas afirmadas por temor a caer.
Un espasmo clava gritos en la ira de tu boca
y los espejos se desvisten como sombras de mujer.
Una puerta nos vigila en la entrada de tu cuarto,
ya celosa de mis besos, se detiene a enloquecer.
Es tu madre tras la puerta que nos mira de reojo,
la que mide los gemidos con el tiempo de un burdel.
Texto agregado el 30-05-2005, y leído por 586
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Lectores Opinan
14-10-2005
como cuando tomo unos cuantos versos finales tuyos y digo: -en invierno tu boca a de enloquecer a un burdel--- eso es lo que me dio la idea final, y como sonarón esas palabras al juntarlas... ficcion
14-10-2005
el ritmo es lo que hace que sea un buen poema::::..::::.::.........:::... ficcion