Me despertó un rayo de luz escapado del firmamento. Penetró a través de mi ventana junto a la cama. Alguna de las estrellas que aquella noche rondaba mi casa lo había perdido. Quise devolvérselo desde mi rostro iluminado, dárselo con un beso en la punta para que fuera lo primero que ella encontrara.
A lo lejos, una estrella lloraba junto a la luna. Apagada y triste dejaba caer sus lágrimas sobre la Tierra. Mis ojos estaban fijos en aquel puntito negro y desorientado que alargaba la mano para poder alcanzar su rayo de luz desprendido.
Estiré los brazos y lancé con fuerza su iluminada alegría que acababa de perder. Justo en lo más alejado de aquel resplandor llevaba mi beso...
Ahora pude dormir con tranquilidad, conmigo estaba bajo la almohada un guiño de sus ojos como regalo.
Texto agregado el 30-05-2005, y leído por 149
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
02-03-2006
Concuerdo con ruth, es increible la imaginacion y la imagen que logras crear con tus dulces y romanticas palabras. Quien duerme con un guiño de los ojos amados , duerme como un niño en el cobijo de su madre. Te dejo mis saludos y *'s. lunatika