No hay agravios ni rencores para que mis hombros sean alas y puedan romper espacios. No hay mentiras ni secretos flotando en las aguas de los mares. No habrá confesión ni penitencias que se incluyan en los libros de los rezos. Solo cuento con la suave almohada que rechaza el desvelo de mis sueños.
Texto agregado el 30-05-2005, y leído por 107 visitantes. (0 votos)