Vienes a ayudarme ahora que caí? Andate a la mierda, puedo pararme sola. Por qué no viniste antes?, Si yo te necesitaba, quería escuchar tus sonrisas y oler tus palabras. Llegas muy superfluamente tarde. Me deberías haber sostenido mientras estaba bien, así jamás me habría quebrado, porque tu hubieses ido haciendo más fuertes mis pasos y mis latidos más seguros. Pero esta bien, friamente te comprendo. Tú estas muy ocupado, tienes días planificados, metas que conseguir, egoísmos que satisfacer... No vengas a pensar en mi en este momento, no intentes ponerte en mi lugar, todo es en vano, difícil será qe me comprendas ahora, si antes de hacerme pedazos jamás se te pasó por tu mente llena de instantes demasiado importantes, qué era de mi vida?, había conocido alguien nuevo?, estaba contenta?, cómo era un típico día mio? Si te hubiesen preguntado algo de mi tendrías que haber recurrido a los recuerdos añejos para no aflorar la laguna mental de nuestra amistad, o lo que fuese eso. Quedó marcado en mi memoria un día de mayo, día lluvioso, triste como mi emoción. Iba caminando de manera apurada, como siempre, y nos encontramos. No pude esbozar sonrisa alguna, mentiría si dijera que me daba gusto verte. Nos saludamos, te pregunté como estabas, acostumbrada a repetir constantemente esa frase de manera maquinal. Mi interés central no era saber cómo te sentías, a estas alturas del partido eso ya no me importaba. Ni siquiera traté de iniciar una conversación, qué más daba, al día siguiente sería lo mismo, la exacta "comunicación" que nos "unía", por eso asumí un protagonismo relativamente omnipotente y te dije adiós cálidamente, perdiéndome entre la gente que abundaba en aquel lugar.
03/05/05
Si les interesa saber, a pocos minutos de terminado esto, el destino me sorprendió y aquella condición cambió para mi. Los amigos son una bendición si son verdaderos. |