Superlativo el momento en el que el tiempo se detiene, las manecillas del reloj se estancan en el lodo de mi piel, y mis sonrisas se apabullan por la incomprensión de un extremo total, es o no es. Si quiera una explicación más allá de las reverberaciones que se acumulan en el seno, en el estomago, un fuego visceral que me consume desde dentro, es como una combustión espontanea que casi puedo degustar en mi boca, en mi lengua, y el sabor se queda impregnado en mi boca y este mancha mis palabras de con su cenizo. Es increíble pensar que el ferviente deseo de alcanzar, derrochar, probar y crecer te haga mutis en las palabras que quieras expresar, que quieras decir; mas sin embargo las sientes, las plasmas, las dices, las escribes, las lees y las percibes en el aire efímero de la atmósfera etérea que el halo de esperanza subleva ante las dudas de los que preguntan, ante las respuestas de los que responden.

Misantrópico es la leyenda de las caricias y la esencia que sucumbe a mi alrededor, llevándome a volar en un cielo de oscuridad en donde al final se ve una luz. Místico es el misterio espiritual que atrapa sus palabras y a las mías que se han de volver el antídoto para recuperar la vida transformada en ilusión. La ilusión nunca muera así como la esperanza tampoco, la imagen de lo interno que se hace palpable, de ese vejo de palabras que pueden crear incertidumbre pero que en su composición hay un peso fugaz dentro de la piel escaldada por las emociones.

Me miro al espejo, no sonrío con los ojos y tengo las manos frías, como de muerto, como de un ser sin calidez; si la llama se apaga resultado de su ausencia mordaz y sinérgica que como transición me trasciende, sí; pero ¿a dónde?. No lo se y sin saberlo lo se, buscando respuestas, buscando soluciones y aperturas implícitas dentro de mi esfera de cristal.

No busca lo traición que la sangre podría volcar sobre el éxtasis de el sigilo rapaz, pero si el vislumbramiento de la plenitud única que se siente sobre las planicies del cielo, acompañados con la lluvia que se vuelca sobre mi como alimento divino de la antagónica realidad palpable, viviente, latente.

Y en silencio, grito, vivo, muro y nazco...como ayer, como mañana, como hoy...El pasado es historia, el futuro es un misterio, pero HOY es un regalo.