EL VIAJE
Los ventanales, amplios, desde el piso al techo, dejaban penetrar generosamente al cielo. Anochecía y mientras el sol se ocultaba , jugaba con el entorno del estudio llenándolo de tonalidades rosadas y grisáceas; el espacio se convertía en un lugar casi mágico porque las formas del escaso mobiliario se esfumaban coloreadas a su antojo.
Encendió la lámpara que arrojaba una luz intensa sobre el tablero.
Tomó una regla de 24 pulgadas y la dividió en tres partes.
Después... desistió. Apoyó la punta del compás en ese punto invisible que dividía la recta en dos partes iguales y pasando prolijamente por ambos extremos dejó correr el grafito de hermoso y reluciente negro azabache hasta completar un círculo.
Lo miró con atención ¿ para qué podría servirle? El papel le devolvía una imagen preciosamente definida que contrastaba con la pulcritud de la hoja aun en su ausencia de color y se dijo...
Así son las cosas.
Como un arquitecto dibuja sus planos, con paciencia y precisión, comenzó a unir puntos hasta ese momento invisibles que atravesaban el central.
Desde el afuera llegó el sonido de una sirena que se acercó y alejó raudamente. Y al cubrirlo dijo: Podría hacerlo girar... es una rueda... y podría subirme en ella y recorrer el mundo y volver a comenzar una y otra vez...una y otra vez...
Pero ¿ para qué? para constatar que las cosas se están haciendo correctamente , para ver como es el mundo, en realidad? De manera que iba a tomar solo lo necesario para sobrevivir durante el viaje.
El tiempo, ese extraño personaje estaba allí, al alcance de su mano. Solo quería tomar lo imprescindible, quería viajar liviana, tener las manos libres, el corazón abierto, la mente clara, los ojos atentos, los oídos vigilantes... entonces...¿ para qué preocuparse por el resto?
El resto? Resto es lo sobrante...lo que queda.
¿De que? Qué valor tiene el resto en una cosa? ¿Mucho? ¿Poco? ¿Más o menos ? Resto es, en una carrera, por ejemplo, el aire que le queda al corredor para poder llegar a la meta.
Pero esto no es una carrera. Es un recorrido pausado, constante, verificador de lo aprendido y de aprendizaje de lo nuevo.
¿Haría un viaje alquímico , trasmutador? - sonrió.
Todos los viajes lo son, por lo menos pueden llegar a serlo, depende de cada ser humano.
¿Viajaría años luz?
Otra vez el tiempo... y esta vez la luz, allí , deslumbrante, como meta.
Volvió a concentrarse de nuevo en la figura con la cual haría el recorrido de la vida en el preciso instante en que una mano tomó el papel y comenzó a hacer un bollo, sopesándolo al tiempo que lo lanzaba al aire. Fue dando volteretas subiendo y bajando en forma desordenada y, sintiéndose incluida en el círculo pensó : “ no es ésta justamente la manera en que pensaba hacer el viaje “.
En ese momento la mano arrojó el bollo de papel al cesto, que pareció inclinarse como para embocarlo.
El cesto fue recogido por el personal de limpieza y arrojado al compactador.
El compactador con rapidez y eficacia devolvió al espacio un cuadrado perfecto que fue depositado en el mismo lugar en el que se encontraban ya ordenados otros tantos.
Del cuadrado compactado, se desprendió una hoja de papel.
De la hoja de papel salió un círculo que comenzó a dar vueltas por el universo...
Atravesó mares y océanos que solo había visto dibujados en los mapas pero que contemplados desde allí tenían otros tonos, pasó por encima de ciudades en las cuales la gente se movilizaba en bicicletas, por campiñas sembradas con una rigurosidad geométrica, por pueblos con techos a dos aguas de color amarillo. Sobrevoló montes cuyos picos deberían tener la antigüedad del planeta, atravesó tormentas que hacían que las casas volaran enteras, asistió a manifestaciones a favor de la paz mundial, vio como seres humanos aniquilaban a sus semejantes ; sintió la calidez de un pueblo que trabajaba la tierra al compás de una canción desconocida, visitó parajes de una belleza tal que le cortaron la respiración; vió máquinas gigantescas talando bosques de árboles más gigantescos aún, y vio máquinas pequeñas sembrando en lugares en los que a nadie se le ocurriría sembrar nada, solo a esas gentes.
De repente se le ocurrió que había viajado por el tiempo,.
Otra vez el tiempo; entonces notó que estaba amaneciendo.
La mano apagó la lámpara que alumbraba el tablero y la hoja de papel le devolvió un pulcro círculo marcado prolijamente con grafito negro.
Intilimani
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