En esos primeros años
donde llevaba comigo la Primavera,
sentía el rigor del tiempo
que besaba mi inquietud,
-me traía de las manos
descubriendo el horizonte-.

Luego el Verano
me sedujo al fuego del pecado
mostrándome el espejo de los sueños
-divina juventud-

Pero llegó el Otoño
sin anunciarce apenas,
y tomó por sorpresa
las primeras líneas
que cursaban la experiencia.

En ellas estoy…
observando las hojas caidas de los árboles
y presintiendo el frio del Invierno,
que llegará a cubrir de blanco
mi techo pretencioso.

Para ese entonces,
habrán pasado las estaciones de mi vida
dejándo en mí la profunda huella de sus pasos...