Poco te vi, poco conocí sobre tu vida, y sin embargo se que eres hermoso, interesante, atractivo, y no dejo de pensar en ti y en esa noche que me regalaste…
Tu cabello negro y suave, rozando mis mejillas; tus manos grandes, acariciándome delicadamente; tus ojos profundos, provocándome locamente; tus labios carnosos, tentando a los míos; tu cuerpo consistente, deseando más de lo que yo te regalaba; tu piel, morena y llena de ese calor que me quemaba; ni el sonoro ruido de las olas golpeando las rocas podían detener esa ansiedad de ser tuya, el deseo, la exaltación, eso que te hizo irresistiblemente delicioso ante mis ojos; pero, eso sólo fue pasión pura…
Qué otra cosa podía pasar, si sólo nos habíamos amado locamente y nada más, lo que sabía de ti no era suficiente para continuar, qué esperábamos, yo nada, para mi sólo una aventura había sido, pero qué fue lo que paso, qué me hace recordarte con tanto frenesí, acaso fue tu voz o esa manera de tocar, o tal ves esa delirante y arrebatadora personalidad que llevas bajo tu preciosa piel, en tu cabeza, en tu alma; o esos celos graciosos y sorprendentes que sentías por mi; o lo que me enamoró fue la manera en que me mirabas con ansias de volverme a ver, de seguir a mi lado; no lo se, pero estoy segura de que lo que comenzó como una aventura terminó siendo uno de los propósitos más bellos e interesantes de mi vida…
-Así estará bien- se dijo a si misma, después suspiró, levantó la mirada, arrugó el papel y lo aventó a la papelera, junto con todas las otras hojas escritas y decidió que era hora de dormir. |