Aqui es.
La luz de la luna baña este placentero valle. El cielo se haya en esa extraña disposicion, en la que parece que las estrellas y las nubes danzan alrededor de Selene, admirandola e idolatrandola.
Se ve tan hermoso y a la vez tan triste, tan desolado...
Este paisaje me hipnotiza, me atrapa en su envolvente embrujo, ese encantamiento que posee el desierto para llamar a los hombres a contemplarlo. Llego incluso a olvidar porque he venido aqui, olvidar que he venido contigo...
Pero no huiras de mi.
La arena es mi testigo, mi complice; ella envolvera tu evidencia, tu rastro y la guardara para si; es mi regalo, mi presente ritual, la renovacion de nuestro contrato firmado con sangre...
Si, amigo mio, tu no huiras de mi.
Siento de pronto deseos de no verte mas. Deseo que desaparezcas, ensucias mi aire, contaminas mi ambiente, entorpeces la vision de este mi anhelado refugio. El desierto me controla y yo deseo ser controlado; es todo parte del rito...
El desierto necrofago.
Mi sed implacable.
Tu miedo y tus gritos horripilantes.
Todo es parte del rito.
Todo acaba aqui.
La luna sigue observando, el desierto sigue callando; tu estas muriendo y yo estoy sonriendo...
Ahora no queda nadie mas que yo, en este, mi anhelado refugio, el templo de las arenas eternas...
Todo fue parte del rito. |