Viajando por el universo de la maravillosa fantasía, me he podido encontrar con todo lo que mi poca imaginación me de a entender.
Un ave de mil colores que vuela firme sin ningún rumbo, bestias que atacan a cualquiera que trate de dañar el colorido de los grandes palacios que se construyeron solo para alojar a un objeto poco común. Nadie se ha a atrevido a entrar al palacio, sin embargo todos los aventureros han querido penetrar dicho santuario, para averiguar que es lo que resguardan sus paredes místicas.
Se dice que dentro de ese lugar aguardan los misterios mas grandes del mundo, que cualquiera que logre entrar tendrá la dicha de la palabra y la filosofía.
Un no tan intrépido viajero ha intentado el viaje o mejor dicho a asumido el reto de descubrir el misterio del mundo de fantasía.
Un día se armo de valor, ni su sombra se atrevió a acompañarlo, pues sabia que posiblemente el viajero no volvería jamás de su misión
Tuvo que surcar los grandes mares, los cuales están enfurecidos de que alguien los retara y por eso, mandaron las tormentas mas devastadoras que un marino pudiese imaginar. Horas y horas caminando solo con un mapa y sus ganas de saber el misterio de su destino.
Después de luchar contra el guardián dragón, y haber pasado las pruebas de los nativos, finalmente se pudo acercar al santuario, no sin antes apaciguar a las bestias de colosales dimensiones que estaban a la entrada.
Tal como se describía, unas paredes de oro, talladas por los mas finos artesanos, con decorados geniales contando las historias de su creación.
Eso había sido lo sencillo, librar la batalla con las bestias y luchar con los dragones, pero el penetrar al cuarto mas protegido seria difícil.
No sabia cuales serian las consecuencias de sus actos, pero ya estaba padeciendo algunas, el cansancio, lo vencía las heridas de la guerra lo aquejaban, pero el seguía solo para tratar de llegar a lo que se escondía.
Miles de cobras estaban esperando su llegada, se mostraban feroces, se arrastraban impacientes a comer lo que para ellos era su único manjar, carne de un iluso viajero que pretendía ver lo que en el cuarto había.
Como es que las venció, solo las paredes pueden saberlo, pero lo que si sabemos es que uso sus fuerzas y la mayoría de sus hechizos para poder seguir con su viaje
Casi sin vida, el viajero se acerco a otra habitación, pensando que era la ultima antes de descubrir el secreto.
Entro, por la puerta de cuentas de oro, el incienso le hizo retomar sus fuerzas, el color dorado del cuarto por un momento lo segó, pero después de unos momentos logro ver a la dueña de ese lugar, una chica de dimensiones humanas, pero con belleza de diosa, si ustedes saben, con cabellos suaves como el viento, una cara angelical, con facciones perfectas, con el color de la leche, y con el sabor de la miel, con los ojos de diamante y su boca de media luna, pero con el color rojo de la sangre de los pretendientes que han muerto solo de verla, con el cuerpo que sirvió de inspiración para que la venus fuera creada, con sus curvas bien delineadas y arreglo perfecto.
Tiene por supuesto el don de la inteligencia, y la facilidad de la palabra de los grandes maestros.
Es por eso que conquisto al viajero, solo con una sola palabra, una que no puede ser pronunciada pues si se dijera todos caerían a los pies de que quien la dice, además la entonación fue de una voz dulce y melodiosa no como la del que esta narrando esto.
Así fue como el viajero fracaso por su viaje, nunca mas volvió, se quedo al lado de tan maravillosa chica, y no puedo conseguir entrar a la habitación de los tesoros que lo esperaban, todo pudo haber sido suyo, pero como todos los demás se dejo llevar por la dulce mirada y por todo lo de mas que a los hombres les agrada.
|