es de noche y todas las estrellas han salido a brillar. Hay una en especial que llama la atención de todos los que la ven, es tan brillante y tan alegre.

¿Por qué eres tan alegre y brillas tanto pequeña estrella del cielo?

Nadie comprendía la razón de que su corazón fuese dichoso y quisiera brillar para que él la volteara a ver. ¿Él?

Todas las noches un misterioso joven se asomaba por su ventana para ver el negro cielo que se extendía sobre su cabeza y ante sus ojos. La estrellita ya lo había visto varias veces y siempre sonreía con la esperanza de que él volteara justo hacia donde ella estaba.

Imposible amor... el de una estrella y un joven común.

Pero la estrella no lo consideraba común, era único... perfecto... sencillamente era ÉL. Pasaron las horas, los días, los meses y la estrellita cada vez trataba de brillar con más intensidad para que él volteara.

¡Lo hizo! ¡Volteó! Toda la pequeña estrella se estremeció porque él la había visto directamente a los ojos... aunque ni siquiera sospechaba los enormes sentimientos que ella guardaba en su corazón. Leve momento de emoción... que pasó inadvertido para él y para todos.

Y ella siguió esperando todas las noches para verlo. Él hizo su vida y la apartó... nunca volvió a voltear hacia donde ella estaba... pero ella nunca perdió la esperanza de que él se enamorara de ella tanto como ella lo estaba de él.

Sus vidas pasaron y la estrella tuvo que ver cómo se desvanecía la luz de su amado joven, ahora hecho un viejo sonriente. Su día final llegó... estaba sentado en el portal de su casa y la muerte lo sorprendió por la espalda, no sin antes dejarlo mirar hacia el cielo negro lleno de brillantes bailarinas... y la volvió a mirar. Ahí estaba ella, esperando como siempre y para siempre; su sonrisa se estaba desvaneciendo al ver el final de su amor, pero su brillo le indicaba que siempre lo iba a esperar...

Porque a veces solo nos queda esperar,
te estaré esperando hasta que me canse.

Ninive