Eramos muy buenas amigas, mas que amigas éramos hermanas, en realidad el nombre oficial es Primas hermanas, pero nosotras éramos mucho más que eso, nos separaban sólo 2 meses de edad y de niñas, desde que recuerdo, siempre estuvimos juntas, de nuestra niñez no tengo muchos recuerdos, sólo que mi abuela nos regalaba lo mismo en navidad y que de pesadas decíamos que hacíamos pipi de a gotitas para que la otra aguantara, cosas de niños.
También recuerdo que siempre echábamos a mi hermano (menor por 4 años) de todos lados, pero eso si, cuando ellos se enojaban en serio yo muchas veces recuerdo haber defendido al cabro chico acueste y molestoso que en esos tiempos era y que tiempo después se convirtió en amigo y compinche mío.
De adolescentes, recuerdo mucho más, mi prima... o "las primas” como nos decían, nosotras tantas veces convertidas en “grandes”, buscando amigos y permisos mas allá de los limites, muchas veces mentimos, nos escapamos, cambiamos “pinche” y todo, viajamos a dedo cantando en un bus, hicimos pasar malos ratos a las tías que estaban a nuestro cargo en San Felipe, hasta nos echaron una vez, ya no recuerdo porque creo que era por llegar tarde muchas veces y despertar y no ayudar en las cosas de la casa..., no nos dimos cuenta que las cosas eran así, nos fuimos, comimos un completo en el centro y no le tomamos importancia, es más todo se solucionó solo y al año siguiente como cada año, llegamos nuevamente de visita.
Casi todos los recuerdos son de allá, San Felipe..., nosotras somos de Valparaíso pero esa ciudad era nuestra segunda casa, recuerdo que de niña no tenia ninguna pena, ni una sola, todo era bueno, salvo los permisos de mi padre que por cierto eran bien restrictivos, pero igual nos las arreglábamos para hacer muchas cosas que siempre resultaban sobre todo allá, en que quedábamos a cargo de tías con las que se podía negociar y luego volver a negociar hasta conseguir los permisos correspondientes.
Cuando más grandes (16-17 años), nos separamos un poco pero solo un poco la verdad es que en Valparaíso teníamos pololo y nos quitaban tiempo que antes era de nosotras pero en vacaciones y feriados largos, los pololos no existían y volvíamos a hacer de las nuestras, viajábamos a San Felipe, Putaendo, Los andes, Santiago, cuando más niñas lo hacíamos muchas veces con nuestra abuela que como había quedado viuda muy joven, ocupaba su tiempo visitando a la familia y con nosotras a cuesta, por lo que teníamos muchas casas donde llegar y siempre éramos bien recibidas y llegábamos con los “engañitos” y cosas varias que enviaban nuestros padres como agradecimiento.
A los 17, cuando ya no estábamos bien unidas del todo (como antes), algo pasó, lo recuerdo bien, pero creo que por respeto a la relación y a mi prima, no conviene mencionarlo, nos enojamos, no nos hablamos durante un tiempo y cuando nos obligaron a conversar las cosas, lo dejamos ahí, pero nunca volvimos a ser amigas, ni hermanas, ni cómplices, por el resto de lo que va de nuestra vida. Ahora, sólo somos primas pero el cariño que le tengo a mi prima es inmenso y los recuerdos de lo vivido me alegran el día cada vez que me sorprendo recordando.