Me desentendí de lo real,
jugando con mi mente.
Era el modo
de alcanzar la promesa,
un instante en ti .
Fueron siempre los deseos,
habitantes silenciosos de tu piel.
Hábilmente acallados,
abrumados,
por las dudas,
intento de obviar su existencia.
También conocí aquel método.
Deshojo mis sueños,
y me dejo llevar,
respirando en las sombras el aroma que anuncia
la cercanía de tus pasos.
Lancé palabras hacia ti,
en el afán de acariciar tu figura,
desafiando lo prohibido,
límite que intento desconocer
aspirando al encuentro de tu boca.
Un cruce de miradas fue suficiente
para saber de su poder.
Las intenciones se deslizan a tu cuerpo
despertando,
la esencia que dormita.
Un suspiro en tu oído
alimenta los latidos,
los avances dejaron de ser tímidos,
se vislumbran luces
entregados,
a la tempestad que se anuncia.
Mucho tiempo la lluvia alimentó los torrentes,
amenazando,
con el escape de su cauce.
Ríos que se encuentran y se unen,
la fuerza se multiplica,
pasión que desborda.
Un instante cedimos,
para dejarnos arrastrar.
Sin preguntas,
bastaba con sentir.
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