Este no se qué, que aparece sin pedir permiso, en cada recuerdo, en cada letra que escribo, en cada cosa que hago, hace que confirme nuevamente, que nunca me olvidaré de ti. Si estoy sin ti, no importa, porque me enseñaste a amar mi vida, con tu amor loco, con tus caprichos, con tus enojos, con tus palabras. Sí, esas palabras, que no eran siempre para hablar de amor, esas palabras, que aveces dolían como una puñalada, esas palabras, que después de sentirlas en una herida viva, se transformaban en dulces y sublimes caricias, esas palabras, que un día me enamoraron, esas palabras,
que me unirán a ti toda la vida, esas palabras, que solo los amantes lo entenderían, esas palabras,
que solo tú y yo las entendemos. Mil cosas podrán pasarme, pero el haberte conocido compensa todo,
todo sufrimiento es bienvenido si es el pago por conocerte y si el sufrimiento me pide aún más
por volver a verte, pediré sufrir siempre solo para retenerte. Es eso lo que pienso cuando vienes a mí en un recuerdo, cuando tus labios y los míos vuelven a besarse, cuando tus caricias y las mías
vuelven a juntarse, cuando nuestros cuerpos se confunden en uno solo y tocamos el cielo, aunque lo triste es que, todo esto no sea más que un recuerdo. Si de algo estoy segura en esta vida, es que este amor que nació de un juego, quizás imaginario al comienzo, es lo más real que existe en mí. Esta dicha que tengo desde que fuiste mío te lo agradeceré siempre amor mío. Siempre decíamos, no entiendo por qué?, cómo nos enamoramos?, ahora digo, por qué nos separamos?. Volveremos a unirnos y a juntar nuestros cuerpos, de eso también estoy segura, mientras tanto, nos uniremos en nuestros recuerdos, en nuestras palabras, en nuestras cartas, en nuestras caricias...
a través de la distancia. |