Eran alrededor de las ocho de la noche y Vania acababa de salir de la ducha. No se arregló mucho, pues no tenía nada que hacer. Con un buzo, un pincel y algunas pinturas, se sentó en el suelo. Dió una corta, y rápida mirada a su cuarto. Metió el pincel en la pintura azul, y con suaves, abstractas y delicadas pinceladas dió comienzo a su obra.
Esa noche se encontraba completamente sola en su hogar. Alguien tocaba el timbre. No se molestó en ponerse algo, digamos mas "Decente", probablemente tan solo era su hermano. ¿Qué sabía ella?
¡Oh sorpresa! Al abrir la puerta, un chico de mirada perdida buscaba la suya.


Santiago y Vania habían sido enamorados por meses, pero eso había sido ya hacía mucho. Santiago había acabado con todo aquello, con no más explicación que un "Adiós."


Con una voz extremadamente grave, aquella sombra le dijo, "Hola, ¿Puedo pasar? Necesito hablarte".
Vania no dijo ni un está bien, cuando se dió cuenta que ella y él, ya estaban sentados en su sala.
Vania le dijo, "Bueno, ¿De que deseas hablar?".
Él levantó la mirada, con aquellos ojos verdes profundos, que la hicieron volver al pasado.


Santiago acercó su rostro al de ella, la aferró a su cuerpo y con una mirada que Vania nunca podría olvidar, le dijo " Te amo".
Este acto fue seguido de un intenso beso.
Santiago se separó de ella por unos segundos y le dijo al oido, "Juro que nunca te dejaré".
Ella sonrió y lo besó por segunda vez.


De un golpe Vania volvió al presente, y nuevamente hizo la pregunta, "¿De que deseas hablar?"
Santiago le repsondió con palabras frías y secas, "Enséñame tu muñeca"
Ella lo miró sorprendida.


Hace algunos días. Vania había llorado , soltándolo todo. Dejó el alma en un frasco. Recordó su vida, sus errores, y sumó sus lamentos. No soportó todo el peso que llevaba, y con aquella cuchilla, usada antes, y guardada bajo candados, decidió volver al recuerdo. Pasó aquel objeto filudo sobre sus venas, y lo presionó con fuerza hasta el punto en el cual dejó de sentir dolor. Después de repetir este acto varias veces, se dejó caer. Cerró los ojos y quedó allí, tendida.
Vania despertó, esa misma noche. Ahora, ella se encontraba en un hospital. Su cuerpo había dejado derramar demasiada sangre. Tenía suero en su mano para idratarla. Vió a su madre dormida en una silla a su lado, con el rimel corrido por las lágrimas.


Al ver que Vania no hacía ningún movimiento, Santiago le cogió bruscamente la mano y la volteó hasta el punto en el cual su muñeca estaría a la vista. Vania bajó a mirada y dejó una lágrima caer.


Santiago y Vania cumplían ya un mes, tan solo un mes. Estaban perdidos en un beso. Santiago se apartó y le dijo, "Porfavor, deja de hacerte daño, te quiero y no puedo verte sufrir de esta manera". Le dió otro beso a Vania, y esta, después del beso, lo miró con unos ojos que rebalzaban de amor, y le dijo, "Por ti, todo".


Santiago vió a Vania con la mirada baja y tenía miedo de verla llorar por lo que estaba próximo a decir.
"Vania, tan solo escucha. No me preguntes por que estoy aquí, por que no se que me impulsó a venir esta noche. Tan solo pensaba en ti, como de costumbre, pero algo me tenía preocupado. Tu sabes que yo me dejo llevar por lo que siento. Y así terminé aquí. . ."
Unos segundos de silencio
"Desde que terminamos sospechaba de que talvez, volverías a cortarte..."
Vania no lo dejó terminar, y lo miró con algo de desprecio, "No es por ti. No tienes nada que ver. Porfavor, mejor vete".
Y se levantó de su asiento para dirigir a Santiago hacia la puerta.
Santiago la sostuvo por las manos, y con delicadeza le tocó las marcas. Ella voltió la mirada.


Riiiiiing
"¿Aló?"
"Vania"
"Santiago..."
"¿Estás mejor? Anoche tomaste demasiado"
"Dime algo nuevo. Mira, ya no somos nada, así que mejor deja de preocuparte por mi"
"Vania...Anoche nos besamos"
"Lo sé...No fue nada importante. Adiós"
Vania colgó el teléfono y las lágrimas empezaron a caer.


Santiago, con las manos aún en las de Vania le dijo, "Mírame, porfavor"
Vania no se molestó ni en voltear los ojos. Santiago, soltó una de las manos de Vania, y con la mano que él no tenía libre le acarició el rostro, lo levantó hasta el punto en el cual solo faltarían milímetros para que los labios se unan.
Santiago acercó su rostro al de Vania, y la besó. Vania cuando aún procesaba lo sucedido sintió un escalofrío que le atravesaba el cuerpo.
Santiago la soltó, y caminó hacia la puerta diciéndole " Ya no te molestaré más".
Y no le quedaron fuerzas para verla por última vez.
Él caminó. Se esfumó trás de la puerta y se alejó con otro adiós en manos.
Vania estática, parada, sin moverse, y con el cuerpo en frío aún, dijo, " Te amo"