Y otra vez empezaba el juego.

Por qué simplemente no se dejaban en paz?
"Si seguís soplando, la llama no se apaga nunca" - le decían. Pero... ellos creían que para ella era fácil dejar todo atrás y olvidarse? Los últimos años de su vida los había pasado atada a él, incluso cuando estuvieron separados por la distancia, ella sólo pensaba y vivía para él.
Y otra vez se encontraba allí, olvidándose del mundo, olvidando que pasaría los próximos días de su vida llorando o lamentándose, porque no era lo que ella quería, pero en ese momento ¡Sí!

Es raro, tan raro, cuando tu cuerpo te pide algo que tu cabeza sabe que te hará daño. Su contradicción era tan fuerte que la lastimaba. Simplemente la enloquecía.
"Es amor, lo amo" - se decía en crisis de llanto, sabiendo que él no había hecho más que lastimarla, pero a veces esas palabras adquirían otro sentido.
- "Lo necesito, lo extraño... lo deseo".
Todo lo que un día fue amor ahora no era más que un deseo que la quemaba, que la torturaba...

NO podía dejarlo atrás y esa necesidad imperiosa no se calmaba hasta que él le tapaba la boca con un beso y sus manos heladas tocaban su piel hirviendo. Entonces sí... olvidaba esa necesidad y podía sufrir por un amor no correspondido.

No se puede ser tan tonta, no se puede amar tanto lo que daña, pero a ella le gustaba esa tortura.