Quieta, quieta, quieta... ¿lo ves? ya está ahí otra vez... noto su fuerza atravesando cada poro de mi piel... se introduce muy adentro, casi llega a hacerme daño, pero el dolor es tan relativo... Vale... ella me enseñó a dejarlo correr... Es esa sensación extraña que nos invade... ¿no os hace temblar?... a veces lloro... Pero recuerdo sus palabras, y pienso... "no llores... a sorbitos pequeños"... sorbo cada duda, la filtro muy adentro y la dejo deslizarse... No siempre navega rápido... aquí dentro no hace demasiado viento que mueva las velas de mi barco... y naufrago en mi propio mar... se vuelve océano... y tiemblo... ¿Lo ves? ya me estoy tambaleando... Quieta, quieta, quieta... nada es eterno, ¿o sí?... Hay tantas cosas por descubrir... tantos lugares por conocer... Tanto por ver y tan poco tiempo por saborear... A lo mejor no sé aprovecharlo... no, no sé... Pero... ¡sé cosas!... Ella bombea mi corazón... ¿cómo?, nadie lo sabe... Tal vez sea mejor así... Entonces... ¿qué hay de cierto en todo esto?... ¿soy coherente?... Recuerdo sus palabras cuando tengo miedo... y sonrio, sí... ¡lo hago!... No hay nada que perder salvo el miedo... Así que aquí, al principio de tantas cosas... al final de otras muchas... Decido dejarme llevar, sujetando ligeramente el timón, para no dar vueltas sin sentido... Cerraré mis ojos... y dejaré que el aire atraviese mi cuerpo... para colarse en un rinconcito... y tan sólo una porción quedará guardada en mí... para dejar sitio a más pedacitos de todo...