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La carretera serpenteaba entre la montaña y el valle. El omnibus apenas podía la cuesta, por momentos parecía que se iba a detener, y en un arranque de fuerzas este seguía la marcha. A la izquierda se veía el valle, muy allá abajo, pues la carretera se perfilaba a travez del acantilado. Por momentos cruzabamos bancos de nubes dada la altura que estabamos.

Cuando estabamos llegando a la altura máxima se vislumbraba un recodo en el camino, y el pueblo de "Villa Misería" se intentaba perfilar muy a lo lejos. A duras penas llegó a la cima más alta, y se detuvo un instante.
Pregunte a un lugareño que le pasaba al omnibus, y este con acento centroamericano me dijo que no era nada, que era común que se detuviera dada la altura y lo empinozo de la cuesta. Sentimos una sacudida y el motor del omnibus de nuevo retornó a la vida.
Así entre detenidas y arranques súbitos proseguimos la marcha hacia "Villa Misería".

La gente atestaba el pasillo, y yo apenas podía con mi mochila que la tenía entre mis pies. Ya en otro recodo en camino donde el clima de montaña era más frío y húmedo que el del llano, puesto que la temperatura desendía a un ritmo aproximado de 5º cada 1000 metros de altitud y las lluvias iban aumentado con la altura, era frecuente encontrar en las zonas montañosas vertientes más húmedas (expuestas a vientos húmedos), frente a las más secas, en las que esos mismos vientos habían perdido la humedad por elevación y tendían a absorber la existente en el suelo. Se veía una vegetación estratificada en forma de pisos.

Estabamos a unos 2300 metros de altitud, rodeados de peñascos, abetos y coníferas, Por momentos la vegetación desparacecía permanentemente y era reemplazada por nieve.
Luego comenzamos a bajar y se veía claramente a lo lejos "Villa Misería" y se empezaba a percibir los arces, y algún que otro abedul y al mismo tiempo la humedad que de golpe empezo a hacerse notar.
Los cambios de climas eran notables entre una zona y otra. Según su altura las montaña se visualizaba formas generalmente redondeadas, y más jóvenes y de topografía más abrupta. Por la forma en que se agrupaban podiamos encontrar cordilleras, unidas en sentido longitudinal, y macizos, agrupadas en forma más circular o compacta.

Iba absorto mirando el paisaje y metido en mis pensamientos, entre los esterores del motor cuando en una saliente ya de bajada cerca de "Villa Miseria" el omnibus de quedó sin frenos.
Entre la cacofonía procedente entre la gente que se golpeaba una a otra, las valijas que caían del techo, y los codazos recibidos, el vehículo se precipitaba a travez del barranco empinado. Siempre me consideré creyente en un dios pero no practicante. Digo un dios ya que no creo en la Iglesia catolica, romana y apostólica.
Pero como más de uno me aferre a solicitar a ese dios que nunca le escuche o hice caso omiso a las plegarias, que se apiadase de mi alma.

El tiempo lo diría , la historia se escribirá de distintas formas, y las preguntas serán de todos los matices pero parece que hubo una mano prodigiosa que llevó al omnibus por un sendero entre los abetos y las ramas a detenerse sin volcar a orillas del cause del "rio seco" el único que cruza por los alrededores de Villa Miseria.

Texto agregado el 27-05-2005, y leído por 129 visitantes. (1 voto)


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