A caso tú podrías decirme por qué. La madrugada se hace densa y oscura. La sensación de una niebla invisible me perturba, y no puedo dormirme pese al sueño y el cansancio. Es niebla que recorre todo mi pecho y que a veces se desliza hacia el estómago, me está licuando todas mis creencias y apoyos. No tengo nada en lo que sujetar mi existencia, que queda vacía después de haberte conocido y saber que estás a mi lado. Sueño cada noche en que nos vemos, nos besamos, abrazamos y amamos, y me levanto con esa sensación de frustración, que solo te dejan los sueños preciosos, esa sensación de odiar al mundo por ser tan “real” por no dejarte vivir tu sueño. ¿Por qué sueño cada noche contigo? Quizás es inevitable, me duermo cada noche abrazado a tu imagen, llorándote mis penas que no son otras que tu ausencia y lejanía. Claro, como no voy a soñar contigo, si tu ya eres el único sueño. Pero el sentimentalismo romántico muere cuando te veo intangible. Me siento preso y carcelero de mis sentimientos, me tienen encadenados. Pero estoy enamorado de mis cadenas, el dolor se hace más placentero cuanto más intenso. Es desesperante la sensación de sentirse muerto, de saber que la vida está fuera de mi, que sería feliz fuera de dónde estoy.
Quiero cruzar el río, pero hay demasiada agua, me ahogaría. Tengo la esperanza de poder cruzarlo algún día pero mientras espero en la otra orilla, mirando el reflejo de la noche y la luna en la superficie difuminada del agua. Y la noche trae lluvia, pero la luna sigue brillando. Las gotas de lluvia se mezclan con mis lágrimas, que en una descontrolada carrera por mis mejillas se deslizan para morir en el río negro. Pero ¿qué hago mirando el río? No sé a ciencia cierta que es lo que hay a la otra parte, una silueta, unos gestos,... no es nada. ¡Pero para mi lo es todo! No necesito más, solo eso para dar cualquier cosa. -¿Pero oyes lo que dices? ¿Darlo todo por lo desconocido? Necio, ingenuo, guarda tus cuentos de hadas para los niños que quieran escucharte.
-Pero no es de hadas, bueno ella sí, pero ¿por qué no puede ser real? Porque sea un hada, y a lo mejor no es un hada, pero es mi hada, a mi eso me basta; déjame en paz conciencia, no te he llamado.
-Sí, claro que me has llamado, a cada pensamiento que tienes me llamas, para que juzgue tus delirios, que no llevan a ninguna parte, solo a tu amargura. ¿Quieres que te diga más sobre tus locuras?
-Perdí el quicio, ¿y qué? ¿Acaso fui feliz estando cuerdo?
-¿Acaso lo eres ahora?
-¡Calla! No quiero oírte más.
-Pues no preguntes.
-¿La felicidad no se halla en la ignorancia?, pues yo quiero ser feliz.
-Pero no la ignoras, la deseas, y eso es lo que alimenta tu locura. Sabes que está allí, pero no siquiera en tus delirios la puedes alcanzar. Desengáñate, el cielo es para mirarlo, no para tocarlo.
-Pero me dijo que yo era su luna, y la luna vive en el cielo, entre sus brazos y sus mimos templados. Entre su oscuridad cálida y su manto de siluetas desdibujadas.
-Puede ser que tu locura no te deje recordar siquiera, jamás te dijo que fuera de noche. La luna, no se ve de día.
-Pero ella no es día, ella es noche, es tristeza y melancolía, es soledad y desasosiego constante, es sentimiento frustrado y no luz cegadora. Puedes mirarle a los ojos y sentir la pasión de la noche.
-No atribuyas a los demás tus locuras, que solo son tuyas. Tú, y solo tú, vives de la noche, de sus misterios y sus engaños, de sus dulces mentiras. Que la nada siendo todo para ti, cubre tus expectativas más delirantes.
-Vale, es el fin, ya no quiero más. Suficiente ha vivido mi corazón, conciencia apágate que quiero morir.
-Equivocas el sentido de la causalidad, no tengo que apagarme para que te mueras, tienes que morir para que me apague.
-¿ Y como puedo morir? No lo sé, nunca lo he hecho.
-Que conste que has sido tú quien me ha pedido tal consejo. Salta al río, o cuélgate de una soga, o clávate un cuchillo.
-No puedo, ella me está viendo, pensará que soy un cobarde, que solo la presencia del río es más fuerte que mi deseo de verla.
-Primero, de hecho eres un cobarde; segundo, no te está viendo, solo crees que te mira. ¿Te ha dado alguna vez la mano?
-Sí, en mis sueños cada noche.
-Bueno, aquí tienes un cuchillo, ya sabes lo que hacer, yo descansaré mientras.
-Yo soñaré mientras
-No será hoy la noche que me libre de ti. Estúpido idealista, te morirás de asco en la orilla de cualquier río, y de ahí no te sacará ninguna princesita.
-Sí, sí lo hará.
-Mira, se va tu cielo.
-Sí, ya es tarde. Volverá mañana.
-Demasiado seguro te veo. Bueno ya te dejo por hoy.
-¿Te vas?
-Yo no me voy a ninguna parte, pero te estas durmiendo y en tus sueños no me meto.
-¿Ignorancia o indiferencia?
-Lástima. Buenas noches.
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