Ayer descubrí una historia{1} que quiero contaros. En Galicia (comunidad autónoma española) todos los años se convocan unos premios de investigación científica para escolares denominados Luis Freire.
Por ejemplo, este año uno de los trabajos finalistas presentados por chavales de secundaria se denomina: ¿Es cierto que la Coca-Cola tiene propiedades lubricantes?{2}.
Pero hace unos años un chaval, Jorge López, se llevó al premio uno bien curioso: ¿Por qué no se estropea el pan bendito en la fiesta del Padre Eterno de Quintela de Humoso?; y esta es la historia.
Quintela de Humoso es un pueblo gallego en el que se celebra la romería del Padre Eterno, a la que los lugareños acuden y frotan roscas de pan en el manto de la venerada figura, tras lo cal esas roscas quedan inmunes a la podredumbre y al enmohecimiento.
Pues bien este adolescente para realizar su experimento tomó varias roscas de pan, unas pasadas por el manto y otras no, y las colocó sobre placas de Petri (unas bases que se utilizan para cultivar bacterias). Todos los días Jorge anotaba todos los cambios de los panes. Los resultados fueron que el manto y su bendición no tenían influencia alguna en la afloración de bacterias en el pan, las culpables eran la humedad y la temperatura.
La exhaustiva labor de Jorge se vio recompensada con el primer premio. Y ¿creéis que en su pueblo fue acogido como un héroe y le dedicaron una calle? Nada más lejos, por su herejía que revelaba la absurdez de la tradición, recibió insultos y promesas de que se quemaría en el infierno.
Aquí pensaba reflexionar sobre el asunto. Me recordaba al cuento del traje invisible del rey que, aunque todos sabían que no existía, sólo uno se atrevió a decir en alto, en este caso demostrar, que no había tal milagro. Pero no lo voy a hacer y si no quieres que te amargue el día no sigas leyendo.
Esta misma mañana he recibido una noticia como una puñalada: en España han detenido a varias personas, si se las puede llamar así, implicadas en una red de violación de bebés. Además de cometer las más abyectas fechorías con niños de uno a cinco años lo grababan en vídeo y fotos que comercializaban a través de Internet.
Que estos despreciables canallas realicen semejantes vejaciones es un duro golpe, pero que exista demanda de este tipo de cosas hacen que se me tambalee la confianza en el ser humano que sembraba Jorge. Aquí tendría que decir algo sobre la esencia humana, pero no puedo, no voy a añadir nada más, quizá cuando lo pase algo de tiempo, hoy la reflexión te la dejo a ti.
Madrid, 26 de mayo de 2005
Juan Rojo
{1} Ciencia de verdad, Miguel Ángel Sabadell, 20minutos del 25.05.2005
{2} Podéis verlo en www.casaciencias.org/Amigos/LuisFreire/
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