¿Fue errónea la sentencia?
Burton harto de renegar cada vez que tenía que cortar bifes para milanesas decidió ir a una de las principales cuchillerías del pueblo a comprarse el mejor para tal propósito.
Mientras caminaba, un desconocido con sombrero y lentes oscuros lo observaba, siguiéndolo a una distancia prudencial hasta el mismo negocio, donde luego también mostró interés en comprar.
El propietario del comercio que era muy amigo de Burton ante su requerimiento le ofreció un cuchillo al que consideraba el mas apropiado. Su mango era plástico antideslizante color verde, con una larga y delgada hoja de acero de alta calidad.
El comerciante siguió insistiéndole que era la mejor opción, a lo cual su amigo con una irónica sonrisa le respondió:
- ¡No necesito algo tan bueno para degollar a mi mujer!
Luego ambos rieron mientras pagaba su compra para marcharse, ya que otro cliente que había ingresado poco después aguardaba para ser atendido.
Al día siguiente nuevamente Burton tuvo que preparar milanesas así que estrenó el flamante cuchillo que si... era otra cosa ¡Cortaba como una navaja!
Proseguía con su faena cuando desde la vereda de enfrente en su casa, escuchó gritos desgarrantes de su mujer entre medio de fuertes ruidos, luego solo silencio...instintivamente salió corriendo hacia su casa todavía con el cuchillo en la mano, hecho que vieron casualmente varios vecinos.
Abrumado al ver el cuerpo sin vida de su amada tirada en el suelo con un limpio corte en la garganta, salio despavorido aun aferrado al cuchillo optando por esconderse en el bosque cercano.
Evidentemente alguien llamó a la policía, que no tardo en llegar con sus estrepitosas sirenas convulsionando al apacible pueblo. Al poco rato llegó la división canes del mismo cuerpo con sus perros adiestrados para rastrear fugitivos.
No conciente de la gravedad de su situación después de varias horas deambulando por el bosque finalmente fue alcanzado y esposado, luego lo trasladaron a la comisaría donde lo aguardaba una fría celda.
Pocas semanas después el dueño de la cuchillería no daba crédito a las versiones que circulaban por el pueblo, antes de iniciarse el juicio público más importante previsto en la región. Pero llegado el momento de ser citado para subir al estrado, su testimonio no hizo mas que comprometerlo aun más todavía a su amigo, de igual manera sucedió con los testimonios de los vecinos de Burton. Para el fiscal todo encajaba a la perfección, el arma homicida con sus huellas dactilares, el mortal y único corte de un profesional en la materia, como así también los abrumadores testimonios, tanto de su sarcástico comentario, como su desplazamiento en medio de la calle empuñando el cuchillo.
Su suerte estaba echada y con todo su dolor por la terrible pérdida, finalmente desahuciado se puso de pie para escuchar el veredicto del jurado, que de los labios de su presidente le pareció punzante como una daga a sus incrédulos oídos...
¡En cuanto a la acusación de homicidio en primer grado con agravamiento por alevosía el jurado unánimemente lo declara...¡CULPABLE!
Acto seguido después de unos cuantos golpes de martillo el juez sin rodeos dicto sentencia.
Lo condenó a ciento cinco años no apelables.
Entre medio del bullicio del publico presente en la sala, un desconocido con lentes oscuros se levantó satisfecho saliendo al gran pasillo de los tribunales, bajo sin prisa la extensa escalinata y caminando por la calle dos cuadras mas adelante al acercarse a un contenedor de basura miro en todas direcciones, después saco de entre sus ropas una vieja bolsa de nylon con algo largo dentro que arrojó sobre la basura, solo se veía parcialmente algo verde...
En voz baja con una evidente serenidad comentó al marcharse mirando al cielo, mientras acomodaba su sombrero:
Querida ya te vengue… Ahora si podrás descansar en paz, a nadie más lastimaran tu violador asesino y su pareja.
- Nicolas Jackson
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