Llueve afuera, en una melancólica ciudad del sur
titilan en la noche las luciérnagas anaranjadas
iluminando las agujas de lluvia
que pasan casi invisibles en la oscuridad.

Los vehículos pasan veloces por la autopista
personas que tienen mucho que hacer
manejan apurados, desenfrenados
sobre el pavimento húmedo.

Se escucha el viento feroz, bramador, salvaje,
nada podrá detener su paso por sobre este mundo, poderoso, es el mismo que sopla tus cabellos,
el que da vuelta los paraguas sombríos,
y el que se llevó algunas casas ligeras
por allá más al sur...

Se escuchan los truenos profundos
con sus voces monótonas remecen los espíritus
y a los niños temerosos que intentan dormir.

Se ven cada cierto tiempo los relámpagos
que iluminan la noche
para sólo llenarla de sombras fantasmales
y dejarla inmediatamente sumida en el desaliento.

Esta es la lluvia del sur, potente,
impresionante y vigorosa,
atrapa los espiritus en el impetu de su fuerza
muestra su poderío sobre nuestras vidas,
nos muestra que somos impotentes ante ella.

Esta es la lluvia del sur...
aún la recuerdo,
aún espero su llegada hasta estas tierras,
pero nisiquiera este invierno es tan poderoso
como para traerla.