Tengo miedo que el mundo se llene de dolores,
tengo miedo de despertar sin ver el sol.
No sabré que hacer si todos los secretos
estuviesen grabados a fuego en mi temor.

Tengo miedo al ser un alma que anhela.
Tengo miedo que las flores y la canela
en un momento perdieran su aroma
de dulces veranos y dulces primaveras.

Que sonría el sol y sus rayos lo rodeen.
Que canten los pájaros
y el alba encante en su belleza.
Que el mundo reviva cada flor y cada pimpollo
y el arrollo puro fluya y embelesa.

Tengo miedo que el mundo se entregue al ardor
y que el amor perdiera su magia y su color.
Tengo miedo que mañana ya no brillará el sol
y que se oscurezcan mis sueños de temor.

Que sepa la luna que mil noches le esperan
y que tiriten las estrellas en el cielo e iluminen.
Que todos mis miedos se conviertan en secretos
y que vuelen con el viento a otros mundos.

Quisiera saber que la sequía nunca encuentre al amor
y que mañana sin falta salga nuevamente el sol.
Y que el río nunca dejará de cantar poesías nuevas
al mar que lleve el río en sus venas.


© Natalie Najshomov, mayo de 2005.