㻸
Los días de sol me inspiran, eso es indudable. Mientras visto voy a decidir si lo hago o no. Lo hago, si señor, es hora de que cumpla con mis proyectos y no me quede a la espera de no se qué.
Esta malla me gusta, es diminuta, pero me queda bien, soy flaco, alto y…joven. A los viejos la panza se les sale por arriba del elástico, pero a mí me queda perfecta.
Hoy vamos a la playa si te parece, el sol está fuerte, pero llevamos la sombrilla y listo, eso es lo que le voy a decir a la flaca, porque ya sé que va a empezar con pretextos: que si la pileta, que la arena, que la bebida se calienta. ¡No voy a escucharla,
vamos y listo!
Por la forma que me mira algo está planeando, me cambio y voy al solarium, ¡es tan cómodo este apart hotel.!
De hoy no pasa, lo hago, quiero acabar de una vez. No sé si el arma es la más apropiada, pero es lo único que he conseguido, además la puedo esconder en mi ropa. ¿Ropa? Voy a llevar la malla y nada más, si señor, nada más. A la piscina va poca gente, de modo que será fácil mi cometido. Mientras llega el momento iré a la playa y me echaré sobre la arena a gozar de los rayos solares. ¡Ufa! Queman como el infierno, y no tengo una triste toalla.
¿La convencí? Creo que no porque tiene una cara de… pero no importa, detesto el cloro, las flacas en bikini que se pavonean y sobre todo la gente que me mira como si pesar noventa kilos fuera un pecado. Acá todo es más “light” que le dicen. En el montón te miran menos, además a quién le importa…Uh… allá está el muchacho que me sigue, la flaca va a poner cara de asco, pero es así, me sigue desde que llegamos.
Le dije que sí para no oírla más. ¡Que manera de jorobar! A mí me gusta estar tranquila y ésta, para pavonearse con sus noventa kilos, su malla dorada, la capelina con flores y las ojotas a juego, me hace venir a llenarme de arena, y encima el mocoso estúpido está más allá, mirándonos con ojos de carnero degollado, parece que no se da cuenta que apenas tiene quince años.
Ooooh! No puedo creerlo. Allá vienen las dos a tomar sol, es raro nunca lo hacen, prefieren la piscina…seguro que ella vio que YO venía y… creo que hoy es el momento de tomar la decisión, lástima que el mocoso que hace un castillo está justo frente a ellas, me va a arruinar el plan. ¿Chiquito, porqué no te vas a otro lugar? Mirá que te piso el castillito de porquería que estás haciendo…No se da por aludido.
Que flaco imbécil, me mira, me mira, o se muere de ganas de jugar con arena y no se anima porque es grandote y b…obo, o tiene de ganas de venir a pisarlo, porque estoy justo, justo, frente a dos señoras muy lujosas. Una parece una vaca, pero la otra es linda como mi mamá. Voy a poner unas ramas pinchosas, por si se acerca…jeje.
Me mira con hambre, es indudable. Me voy a dar vuelta para verlo mejor.
Lo mira como si fuera un churrasco. ¿No se dará cuenta que es un nene?
Me mira con un interés bárbaro, llegó el momento, ahora saco el revólver de juguete y le digo que me mato por ella…
¿Pero que hace ese imbécil? ¡Va a herir a alguien!
¡Qué muchacho! ¿Porqué vendrá al mar con un arma? No entiendo qué le dice a la flaca…
¡Bravo! El tarado pisó los pinchos y ahora llora como un bebé mientras trata de esconderse algo adentro de la malla. Y encima la vaca quiere consolarlo, mientras la otra me mira y me dice ¿Vamos al agua?
Este cuento está escrito con estilo esteroscópico, que entre otros y salvando las distancias, cultivó J.Cortázar
|