Era de esperar; si mantenemos a un rey, a una reina, al príncipe; a la princesa y a infantes e infantas a destajo, lo único que nos faltaba es un principito, que por cierto, no es el de Saint-Exupéry… y ya viene de camino.
No nos podemos quejar, la misión principal de cualquier príncipe es tirarle los tejos a la princesa de turno y una vez casados tener principitos… y en ello están; para eso les pagamos al fin y al cabo.
El otro día leía que la clase alta es la que menos horas pasa ante la televisión, (normal cuando se tiene dinero para hacer otras cosas); pero es que en esta familia no deben ni saber como es ese aparato; se nota que se aburren y se dicen, hala, a hacer principitos e infantes, lo cual no dejaría de ser una sana costumbre si no los tuviésemos que mantener entre todos al final.
Y hablando de futuros principitos, ojalá y digo esto sin interés sexista alguno, sea principito; porque no quiero ni imaginar lo que supondría que a la cigüeña le diese por dejar en la regia casa una princesita.
Y es que aunque parezca mentira; nuestra constitución, la principal norma jurídica de este reino; que deja bien claro el principio de igualdad entre sexos; deja también bien clara la excepción, que se da en cuanto a la sucesión a la Corona. En su artículo 57, capítulo II:
“la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".
Esto viene a decir, hablando en plata que no accederá una mujer al trono a menos que no quede otro remedio; lo cual se contradice con cualquier principio de igualdad.
O sea, que o tenemos “suerte” y podemos hacer el clásico y español “pelillos a la mar” con lo que no se volvería a hablar de la cuestión hasta dentro de cincuenta o sesenta años y para entonces todos calvos… o podemos ir preparándonos para modificar la constitución, disolución de las cortes previa, nuevas elecciones generales y referéndum al efecto, los presupuestos generales del año en que se trate al garete.

Se me plantean muchas dudas dentro de esta extravagante democratización de la monarquía, si es que la monarquía se puede democratizar …
¿La pregunta del referéndum cual sería. “Si puede gobernar una mujer”? ¿Qué mujer, una de sangre Real o cualquiera lo suficientemente preparada valdría?
Si la monarquía es de por si injusta. ¿Qué más da que haya una norma injusta?
Caso de modificarse la constitución en este punto polémico; ¿tendría efectos retroactivos? ¿Perderían el Príncipe y Doña Leti sus derechos a favor de la Infanta Elena y Don Jaime de Marichalar?… Madre mía… Virgencita, mejor nos dejas como estamos.