En verdad todo en la realidad, todo, constituye sólamente una incesante reciprocidad de reflejos. Lo que la mente de cualquiera ansía en su profundidad inevitablemente egoísta es encontrar el reflejo perfecto; el reflejo que responda a una mirada con otra mirada. Tan simple como eso, la trayectoria que describe una mirada sólo espera un espejo completamente perpendicular que le devuelva la misma mirada desde otro punto de vista.
Por supuesto, encontramos miles, millones de reflejos que no corresponden a nuestra plenitud (a nuestro ego), pero no los despreciamos por eso. No somo tan tontos como para no percibir y valorar, incluso juzgar, reflejos diferentes. Es más, quien es más inteligente entre nosotros, los aprovecha y aprende de ellos (o con ellos). No los desprecia por no ser sí mismos reflejados, sino muy al contrario, los enjuicia positivamente, e incluso en algunos casos, los mitifica porque esos reflejos les muestran una realidad que, no siendo totalmente perpendiculares, está por detrás de la direccion de sus miradas...por tanto, conciben que si no exitiera el espejo que se las muestra, por ellos mismos no serían capaces ni siquiera de vislumbrar esa realidad. Y esos son los inteligentes.
Pero resulta tan curiosa una realidad en la que sabiendo lo que sé, no hay espejos perpendiculares.....todo se funde en una conclusión abstracta en la que ningún ángulo recto se atreve a existir.....
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