Hablar de mis padres, es remover dentro de mí los más sinceros sentimientos de respeto, admiración y agradecimiento. Quisiera comenzar, explicando quiénes son...
Bien sé que para todos los niños, los únicos súperhombres y mujeres maravilla de la tierra son sus padres y en ellos se encuentra reunido toda cualidad y sabiduría existente; sin embargo, ya no me encuentro en una edad tan inocente para idealizar a mis padres de esa forma, sino para valorizarlos. Papá es noble, tolerante, analítico, práctico, responsable, creativo... y envidio mucho su manera de tomar decisiones: siempre realista. Me gusta pasar algunas tardes de mi vida, observando todo lo que hace... (Sus manos están ya muy gastadas y su piel quemada por el Sol) y cuando siente que lo miro voltea y me sonríe, como si en mis ojos lograra leer ¡Cuán orgullosa estoy de él!
Porque puede muchas cosas y porque para él nada es difícil.
A veces no sé si nunca pide ayuda porque no confía lo suficiente en los demás o porque realmente no lo necesita... o bueno, quizá nos esté poniendo a prueba, y espera hasta que nazca en nosotros ofrecernos a colaborar; puedo culparme de no hacerlo porque el mirarlo trabajar me cautiva y muchas veces no noto qué tan difícil puede ser lo que está haciendo o a veces creo que no puedo igualarlo...
Mamá también es noble y ¡Muy sentimental! A diferencia de mi papá, creo que ella se deja guiar más por el corazón que por la razón. Pero a decir verdad, no pensar en todo alrededor de la problemática muchas veces resulta ser contraproducente. Mi mamá es responsable, afectiva, conservadora en su moral y compartida. Es la persona que escucha mis problemas cotidianos o las situaciones por las que atravieso, porque antes de ser mi mamá es mi amiga, y me gusta contarle mis cosas. Cuando tengo un problema que requiere pensar más y dejarse llevar menos por el sentimiento, mejor hablo con mi papá, pero ambos siempre tienen el consejo más desinteresado para mí. Es lindo recordar las noches que vemos correr cuando discutimos temas varios todos juntos... ¡Me encanta hablar con ellos, porque son un anecdotario infinito! ¡No entiendo cómo caben taaaantas vivencias en 50 años! Hablamos de caricaturas, de la Biblia, de mis amigos, de nosotros; de política, de economía, de libros, de ideas... etcétera. La verdad es que nuestras conversaciones siempre tienen con qué continuar, pero lamentablemente nos faltan esos 15 minutos para terminar de arreglar el mundo, porque nos da la media noche y al siguiente día hay que trabajar, o porque debemos regresar a las actividades que dejamos pendientes. En mi casa mi papá es el carpintero, el plomero, el mecánico automotriz; electricista, historiador, moralista, ingeniero... ¡Algunas veces hasta ha sido costurero! Mi mamá es menos activa, pero siempre es MAMÁ. Procura tener la casa agradable a las visitas, aunque por su trabajo no tiene mucho tiempo libre para hacerlo, pero también lava, plancha, hace de comer, barre, trapea, basilla y remenda ropa... Me avergüenza un poco admitir que ni mi hermano ni yo colaboramos tanto en beneficio del hogar como deberíamos, pues nos es fácil tomar como excusa: Que la escuela nos absorbe. A pesar de eso, cuando diariamente veo a mi mamá llegar tarde y a mi padre a veces no lo veo llegar aprendo por mí misma que los beneficios no se dan solos, sino que debemos trabajar por ellos. ¡Nadie merece nada, por lo que antes no luchó!
En mi casa, mis papás nos han concedido mucha libertad individual en nuestros espacios y en general en nuestras vidas. No son exigentes al momento de recibir calificaciones o comentarios sobre lo que hacemos, pues bien nos han repetido que todo es en nuestro propio beneficio y un 10 o un 7; un “bueno” o un “malo” no nos hace menos hijos suyos, y cuando sienten que fallamos en algunos aspectos se limitan a alentarnos con la bandera de que todo puede ser útil, en caso de que se trate de un descuido o un rechazo hacia algo que no nos guste; o si obramos mal, nos dan a conocer una panorámica más amplia sobre lo que nuestros actos ocasionan. Lejos de juzgarnos o etiquetarnos, prefieren siempre formarnos.
¡Mis papás no tienen amigos! Saben perfectamente, y nos han hecho saber, que el mundo se mueve por intereses y se pueden establecer excelentes relaciones interpersonales pero NUNCA involucrarán un compromiso tan grande como el que se logra en la familia.
Mi hogar, es armonioso porque en él existe placer, intimidad y compromiso. Disfrutamos de lo que los otros hacen y los demás son, Compartimos y comunicamos nuestras ideas y sentimientos, y sobre todo somos leales los unos a los otros.
Mis papás decidieron valientemente darme vida, y después quedaron obligados a ser vigias y colaboradores de mi desarrollo; pero es menester agradecer pues es por ellos que: SOY. Nada me ha faltado y nada tengo de sobra, más que su cariño y cuidado incondicional. Espero algún día, ser mejor que ellos y mis hijos mejor que yo... ME AMO Y LOS AMO, a pesar de sus errores y los míos. Soy un reflejo fiel de lo que son, partes positivas y negativas, obviamente ahora ya aplico mi criterio para decidir mejor qué imitar... y la mayor enseñanza que pude recibir de ellos: Es la ENTREGA por lo que quieres. ¡Gracias por entregarse a su familia! ¡Los amo! ...
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