Cuando escucho a la gente hablar, generalmente con incesantes disparos de ondas sonoras con patrones de frecuencias abstractos a mis oidos, me empiezo a perder en mi propio mundo. No porque lo que digan no sea interesante, entretenido o digno de escuchar, sino que entre tantas conjugaciones, adjetivos y preteritos infalibles (o infaltables), no puedo evitar el poner atencion a la seleccion de palabras que cada persona usa para describir, relatar y explicar. Me gusta presenciar esos diminutos instantes en que el que habla comienza a buscar una de estas palabras perdidas en el baul de sus recuerdos. Los ojos generalmente se inclinan a la izquierda, al igual que la cabeza entera en algunas ocaciones. Pasados unos pocos segundos, la curiosidad se empieza a transformar en frustracion al no recordar ese conjunto de movimientos musculares a nivel de la garganta y torax que pueden describir cierto concepto adecuadamente. Es exactamente en ese instante en que mi tren de pensamiento comienza lentamente a desviarse de la realidad presente hacia otra realidad mucho mas subjetiva. Esa realidad donde guardo todas estas pequeñas cosas que me hacen un poco mas humano. Es verdad que uno puede descifrar mucho acerca de una persona por el vocabulario que usa, y con esto no me refiero a la pronunciacion de las palabras escogidas. Estoy hablando solamente de esa cuenta de ahorros que todos abrimos en los primeros años de nuestras existencias y que poco a poco vemos crecer cada vez que un a nueva palabra entra a nuestras vidas. Ademas tambien es posible visualizar el potencial de pensamiento y de accion de una persona de acuerdo a la rapidez con que estas palabras son escogidas. Pero a fin de cuentas, la seleccion de palabras al hablar es casi un arte, y si a esto agregamos una dosis de lenguaje corporal, todo el proceso de comunicacion se transforma en una bella danza a son de las palabras, plagada de bellas contradicciones e implicaciones por donde se le mire. Es divertido ver como cuando a alguien le pido que repita lo que acaba de decirme, se lo toma a mal la mayoria de las veces, y no lo culpo por eso. Pero si bien, no estaba prestando atencion a lo que esa persona acababa de decir, estaba prestando atencion a algo mucho mas significativo; estaba tratando de reconocer la historia de la persona que tenia al frente mio, de conocerlos un poco mas de lo necesario.