Sensaciones.
Olvida aquél instante
en que con tanto miedo te dije temeroso
que había que renunciar.
Nuestro amor es tan grande,
tan grande y tormentoso
que aunque nos cause llanto
es este amor prohibido nuestra felicidad.
Hay un mundo imposible que nubla nuestras vidas,
hay un cielo de sombras que no nos deja luz,
y a pesar de tus cosas y a pesar de las mías
por sobre todo el mundo mi mundo serás tú.
Aunque todo se oponga tú estarás en mi vida,
tú estarás en la espuma que en el mar va jugando.
Estarás como estrella de mi eterna sonrisa
y olvidándolo todo seguiremos pecando.
Yo seguiré venciendo el peligro de quererte,
tú seguirás viviendo la angustia de pecar.
Es mejor que sigamos hasta la misma muerte,
es mejor que sigamos, que sigamos pecando
sin olvidarnos más.
Sigamos Pecando.
Benito de Jesús
Regrese donde me esperaba Victoria, en los altoparlantes sonaba este bolero de Benito de Jesús, para asegurarme mantenerla calientita, la tome de la cintura y le dije casi al oído.
-¿Bailamos? Ella se dejo llevar en una entrega sin condiciones, la acerque a mi pecho apretándola levemente, nuevamente sentí sus senos hincándome el torso, la escuche suspirar, era una mujer todavía bella, de unos cuarenta y tantos años, apenas maquillada, delgada sin ser flaca, relativamente alta, viuda y la madre de un buen amigo, que tal dilema.... Tirándome a la madre podría perder el amigo, yo ya estuve en eso.
El Pela sin importarle el que dirán, bailaba con la Rosita, que le llegaba casi al ombligo, trastabillando por los efectos de la borrachera, Dios con su aspecto de querubín, dormitaba en una banca, mientras el Químico seguía comiendo los remanentes del arroz con pato.
Mientras bailaba yo pensaba, que tal locura, Arturo tiene la edad de mi hijo, es casi un niño, como es posible que despierte este deseo en mi, como es posible que mi carne queme al sentir su piel, como es posible que mi sexo este invitando a su sexo para la entrega total, como es posible que después de quince años de abstinencia, ahora este que reviente por un momento de pasión, y este maldito bolero que me recuerda que es pecado.
Sentí a Victoria temblar de deseo, su sexo al sentir al mío reaccionar y crecer, se apretó aún mas a el, era casi una posesión a través de la falda, cuando termino el bolero ella estaba empezando a respirar de manera irregular.
Nos alejamos del malecón, hacia la Plaza de Armas para tomar el ómnibus, la empresa Velásquez tenia uno cada hora toda la noche, algunos de asistentes a la fiesta dormían la mona en la calle, El Pájaro Rosas abrazando a Florimer caminaba delante de nosotros, sentí temblar a Victoria la madrugada estaba fría, me quite el esmoquin prestado y se lo puse en los hombros.
-No tienes que hacer esto! Exclamo Victoria.
-Para que no te me enfríes! Bromee yo.
-Pícaro! Ja ja ja
Seguimos caminando, yo luciendo mi camisa robada y los gemelos de bisutería y Victoria que parecía una diosa, con el esmoquin blanco sobre su falda roja, no me atreví a tomarla del brazo o de la mano para no hacer evidente nuestra extraña relación.
Al subir al ómnibus la roce como por casualidad y la sentí estremecerse, nos sentamos en un asiento de adelante, solo podía rozar su pierna sin ser notado por los otros pasajeros participantes de la fiesta que retornaban a San Pedro.
En el ómnibus me decía a mi misma, me importa un bledo el mundo, quiero que Arturo me posea, quiero ser suya, quiero sentir nuevamente lo que es ser mujer, no se que pensara Eugenio espero que no se entere nunca, no quiero enamorarme de un niño de la edad de mi hijo, pero lo que he sentido clavando mi bajo vientre no tiene nada de niño, era tremendamente duro y me intentaba poseer mientras bailábamos y ahora este péndejo me roza la pierna y me hace desear aun mas; me estoy volviendo loca, puedo tirar todo por la ventana, que dirán en el colegio Andrés Razuri si se enteran, no esto no es amor es solo deseo, me estoy comportando como una perra en celo, tal vez sí.... Pero igual yo me le entrego.
Yo tenia mis dudas, no me estaría equivocando y confundiendo lo que ella deseaba, tal vez me sentía como un hijo solamente y yo podría terminal mal al intentar seducirla, no quería perder la amistad de Eugenio, pero por el otro lado esta profesora me había puesto sumamente excitado y de no terminar lo que habíamos empezado iba a terminar con dolor en los genitales.
Llegamos a San Pedro, la acompañe a su casa, ella abrió la puerta de par en par, la bese en la mejilla e hice como el intento de irme.
-No te vas a ir!!!! Me dijo fuera de si.
La empuje suavemente, entramos al salón, cerré la puerta, con sutileza escudriñe sus manos suavemente hasta entrelazar los dedos. Ella se dejó llevar alimentando su otra mano con la mía, quedamos de frente con las manos tomadas, cerca, tanto como para perder las distancias y descubrir los lunares de su cara.
Lentamente nos acercamos como mariposas al fuego, respirando desde cerca el aliento del otro, los ojos buscando los labios, como si ellos también quisieran participar del encuentro. Y ahí están, los labios juntándose, mojándose los suyos con los míos, bebiendo la saliva, aspirándose, impulsando las lenguas hacía el encuentro. Sus manos se sueltan de las mías para entrar en mi cintura que está ávida al encuentro de tu tacto. Arturo me besa en el cuello, mientras yo me entrego, permitiéndole explorar toda mi espalda, recorrer con sus manos mi cintura para abrazarme y llevarme hasta su cuerpo y siento su sexo erecto, palpando a través del vestido mi entrepierna.
Entonces sus manos recorren mi cintura, entrando por entre la blusa hacia mi estómago, un gemido loco se me escapa en su oído, mientras el sube con suavidad hacia mis senos, que lo desean, que esperan sus caricias. Sobre el sostén los toma, los acaricia y mientras yo ansío ser tuya desesperadamente. Entonces con una sola mano desata el broche, y se me eriza la piel cuando, por debajo de la blusa y el sostén sus manos descubren mis pezones, no soporto tanta presión acá dentro, sólo lo deseo.
Estábamos como locos de pasión, le desate los botones de la blusa y deje a Victoria descubierta, mientras ella me abría la camisa y soltaba los gemelos de bisutería y retiraba la camiseta, para comenzar a explorar en mi pecho.
Y descubiertos los pechos se juntan, y Arturo me aprisiona contra el, mientras sus manos recorren mi espalda, bajando....
Así me lleva al sofá, donde yo, claudicando me recuesto.
Mete su mano por debajo de la falda, explorando mis piernas, rozando mi piel.... Llega a mi humedad sobre el calzón.... Con delicadeza me saca la falda, y suavemente me despoja del calzón, electrificándome, haciéndome temblar.... soy suya, toda suya.
-Trata de ser gentil, hace quince años que no hago esto. Le digo temerosa.
Se saca el pantalón y los zapatos, me besa entre los senos.... Me besa en el seno, pone mi pezón entre sus labios, no soporto mas que espera para entrar. Desnudos sobre el sofá se va recostando sobre mí con cuidado, me protege, sabe que hace tiempo que no lo hago. Dulcemente entra en mí.... Suavemente me penetra, mientras respiro profundamente siento un fuego que me quema, mezclado con pequeño dolor, pero mas es el placer (una amiga me dijo una vez que hacer el amor por primera vez, era como un dolor de muelas; te duele pero no quieres que te la saquen; como la comprendo ahora), entra y sale muchas veces.... Mientras Arturo me mira con ojos de protector, cuidando los detalles, sabiendo del dolor, procurando mi placer, besando mis pechos, mi cuello y mis ojos.
Si así es desarrugar, como será romper me pregunté; a pesar de que he sido delicado con Victoria ella sufrió un poco. Demore el final de la partida hasta que la sentí explotar en el orgasmo. Y luego yo me deje ir, olvidando las precauciones aprendidas en el libro Cien Maneras de evitar el Embarazo que leí cuando tenia quince años.
Nunca había sentido nada igual, en todo el tiempo que estuve casada nunca, pero nunca he sentido como hoy, Arturo si que sabe lo que hace, he visto fuegos artificiales mejores que los del malecón, nunca pensé que pudiera ser tan maravilloso.
-Vamos a la cama para que duermas un poco. Le dije a Arturo.
Nos metimos a la cama, lo arrope, nos besamos.
-Podría fácilmente enamorarme de ti! Le dije en un arranque de pasión.
-No te enamores de mi, no soy bueno.... Soy un Gitano! Me respondió.
Seguimos jugando a los enamorados y el se quedo dormido, parecía un angelito gozando del reposo del guerrero, parecía mi hijo Eugenio; que diablos tengo, el complejo de Edipo.... pero al revés.
Voy al baño para asearme y reparo que el a terminado dentro de mí.... puedo salir embarazada, que terrible seria, como explicarle a Eugenio y a todos, que estoy casi enamorada de uno de mis alumnos.
--o--
Victoria me despierta besándome en los labios suavemente, hasta la habitación llega el aroma del café y del tocino friéndose en la cocina.
-¿Quieres comer algo? Me pregunta cariñosa.
La atraigo sobre mi cuerpo mientras la beso, e intento abrirle la blusa.
-Se va ha quemar el tocino.... Me dice sin mucha convicción.
-Que se queme!
Cuando terminamos, el tocino era carbón, el café estaba frió y toda la casa apestaba a grasa quemada, yo no me había dado cuenta y no me importaba en absoluto.
-Júrame que nunca le contaras nada a Eugenio, me moriría de vergüenza. Le dije a Arturo, que me atrajo dulcemente hacia su cuerpo desnudo diciéndome.
-Solo vamos a poder hacerlo hasta que venga Eugenio, para evitar riesgos.
-Pero puedo mandarlo a visitar a su Abuela, de vez en cuando! Le dije riendo.
Verano del 2003.
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