ESTABLECIMIENTOS IMPROPIOS (Sodoma y Engaño)



Apareció ella, de repente, recuerdo que se quitó la minifalda cinturón y el top a rayas dos tallas menos; entonces, yo enloquecí (digamos que quizá fue verdad) ; la chica era más bella que el crepúsculo de la Patagonia argentina; fue cuando acabó mostrándome su conjunto de encaje que envolvía su rosada vulva y sus muslos de sirena.
Noté por su mirada que quería llegar hasta el final (bueno, ya sabéis, follar), en ese preciso momento me percaté de la orden que le había dado mi hipotálamo a mi glande; es decir, todo eso empezó a ponerse más erecto que una línea del ferrocarril metropolitano.
Empezó a desnudarse y mi cuerpo se apoderó de una extraña fragancia de rosas y jazmínes; yo la miré, e incluso me atreví a mantener la visión entre sus pechos y púbis; creedme si os digo que su vulva poseía un sonrosado color.
Yo me agaché, y deslicé mi suave lengua por su aterciopelado cuerpo de hecatombe, entonces pude conseguir alcanzar sus labios para propinarle un beso digno de Glenn Ford.
La mujer me deseaba, lo notaba en mi cara -bueno, más bien en mi mente-, y entonces yo inicié mi despelote a ritmo de bosanova y con un cómico resbalón al sacarme los pantalones; sin hablar del ligero incidente con los zapatos italianos que me regaló Aurora.
No podía creérmelo, la acción de esa hermosa mujer desnudándose frente al Dios de la líbido ( a veces me interesa idolatrarme). Sólo pensaba en agarrarle el pezón como un tigre huérfano, lo hice y lo pude mantener entre mi índice y pulgar.
Su aroma denotaba su impecable cuerpo de deseo, podía notar cada gota de esa endorfínica substancia llamada sexo; sí, en letras mayúsculas y en claro homenaje al rey Henry Miller). La empezaba a tocar como si no hubiese conocido a una mujer en vida. El sabor del deseo es algo que siempre permanece en tu tacto. Mis manos revoloteaban sin molestar ese enigmático cuerpo de fantasía y deseo. El poseer dicho deseo me condenaba a pagar por la pérdida de sentimientos (yo sé lo que me digo).
En unos minutos empezó a brotar por mi garganta una serie de picores que inspiraron un ruidoso estornudo. Ella me preguntó (con tono irónico) si tenía alergía al sexo; yo le expliqué mi teoría acerca del amor, algo que sucede mientras piensas en sexo. Me miró sutilmente y me propinó una difícil pregunta:

- ¿La soledad tiene sexo?.
- La soledad no tiene nada, sólo es soledad; como si Dios nos aislase del mundo.- le repliqué yo con una suave sonrisa.
- Definir con la misma palabra es una de las claves para conocer el mundo.
- Ahora sólo quiero conocerte a tí.
- Nadie conoce a nadie; aunque si eres listo averiguarás porque cada ser humano tiene un perfume corporal propio.
- Hay colonias que enmascaran eso.
- Sí, pero cuando sudas hueles a tí.
- ¿Y?.
- Que tienes tu código aromático activado.
- ¿Qué código?.
- El código de la vida. Por ejemplo tú crees que me puedes follar, y yo creo que sólo tu imaginación puede follarme, ten cuidado con lo que imaginas porque puede convertirse en realidad.
- ¿Y qué es la realidad?- perplejo por interrumpir un polvo por una conversación existencialista.
- La realidad es aquello que piensa tu mente mientras tu cuerpo actúa.
- Mi cuerpo va guiado por el raciocinio de mi mente.
- Ya verás. Intenta acariciarme sin tocarme; es muy fácil, cierra los ojos e imagina tu cuerpo.
- ¿Y por qué?.
- Porque en esta vida nada es real, ahí está el sentido del humor de nuestro Creador.
- ¿Sentido del humor?.
- Sí, plantéate si no porque vuelves a caer siempre en los mismos errores. Porque tu vida es cíclica, das vueltas como el mundo; y a cada problema, un reto de superarlo y pasar a otro reto aún más complicado.
- ¿Y si no lo supero?.
- Conocerás la depresión, que sólo es un repetir constantemente lo que ha pasado, y cómo ves que tu vida no sigue ningún camino es cuando te deprimes.
- ¿Fluexitina?.
- No, ausencia de novedades. Un constante déjà vu, una variante de vuelve a ser lo mismo.
- Sí, puede que en ocasiones lo haya notado, pero ¿y el libre albedrío?.
- Es gracioso, pero tú eliges sólo cuando no lo hayas hecho antes.
- ¿Qué?- le pregunté con una intriga que rozaba lo enfermizo.
- Siempre repites las mismas situaciones en vida, pero tu elección debe cambiar.
- Yo quiero cambiar, quiero ser el que te proporcione el orgasmo del delito. Que tu cara se metamorfosee después de ese enorme placer sexual.
- Mi cara ya está cambiando.
- Es cierto aquello de “no les déis pescado, enséñales a pescar”.
- ¿Qué?.
- Estáis condenados al fracaso, hagáis lo que hagáis. No sois libres, y el cielo os puede caer encima en cualquier momento.
- ¿Y tú quién eres?.
- Tu subconsciente. Estás durmiendo y yo te hablo para grabarte que nunca serás libre, que tu pensamiento está guiado; por la noche por Dios y por el día por el gobierno.
- ¿Y qué soy yo?.
- Sencillo, un humano, un ser creado para dotar un significado a la palabra imperfección.
- ¿Y todo esto, mi vida, creada por una jodida palabra?.
- Lo primero que Dios hizo para saber si existía fue pronunciar un fonema; siempre pegan a un niño al nacer, para saber si tendrá problemas físicos.
- ¿Y los sordomudos, los incapacitados, los pequeños seres?.
- Son los espectadores de tu mundo. Un mundo sin voz, donde el grito no despierta a la jauría.
- ¿Estamos dormidos?.
- Eso es la vida, un dulce sueño de transición; viviendo sin vivir, en una imaginativa batalla donde no tienes enemigos.
- ¿Enemigos?.
- Fóllame y mírate sólo a ti mismo.
- No quiero, me estás dando mal rollo.
- Ahora entiendo porque no creéis en los ángeles. Ellos van siempre solos.
- Tú eres humano, vive sin pensar en cambiar, tu humanidad hace que te condenes al fracaso constante; que aspires al éxito que jamás te aportará lo que te falta; te falta la vida, te falta la sabiduría de saber que no hay nada; que la nada se repite y que el nihilismo vuelve a girar para conducirte siempre al camino de la nada.
- ¿Y si no soy nada por qué existo?.
- Porque te han puesto como una pieza en un tablero de ajedrez. Para que no pienses en el triunfo, sólo en la jugada.
- Debo jugar a vivir.
- Es eso, nada más. Juega y si pierdes volverás a jugar. Y cuando hagas jaque mate morirás para vivir en libertad. Es una prueba, un sistema par seleccionar quién puede vivir y quién vale para vivir.
- ¿El séptimo sello?.
- Sí, eso es; y nada más.
- Sí, algo más. Gracias por hacerme ver la verdad.
- Ahora ya puedes tocarme, abrazarme, y hacerme el amor.
- ¿Por qué?.
- Porque amas la vida aunque no la entiendas; e incluso sepas que siempre será mala y con pruebas para superar.
- Ahora superaré está. Mañana vuelvo a nacer.
- ¿Qué?.
- Porque seguro que no supero la prueba.
- ¿El follarme?.
- No, follar es fácil, el amor necesita los ojos de Dios.
- ¿ Y cuándo tendré los ojos de Dios?.
- Cuando te arrodilles delante de otro ser humano. Como lo hizo Jesucristo al dejar que lo crucificarán los hombres.
- ¿De verdad?.
- Exacto. Ten fe y bondad; trata siempre a todos como si fuesen tus hermanos, sangre de Cristo.
- ¿Y entonces?.
- Serás libre, pasarás a mejor vida; y hoy no me follarás.
- ¡Acepto!.
- Entonces eres libre. ¿Ahora qué vas a hacer?.
- Me iré de putas porque estoy muy cachondo.
- Nos vemos, en otro tiempo, otro momento; quizá llegues a estar preparado y volvamos a conversar.