Una de las cosas mas hermosas, creo que tal vez la mayor aspiración de sentirse vivo es encontrar el punto exacto de identificación entre la realidad interior y el espacio exterior.
Esa armonía justa da lugar a la plenitud que gratifica al hombre por admitirse como ser viviente, como criatura única capaz de transformar cada instante que respira en una melodía de hallazgos que le permitan superarse como hombre, pero a su vez superar cualquier obstáculo que trate de trastocar esa armonía total entre ambos espacios, el natural exterior con el espiritual interior.
La inmensa calidad y cantidad de carga que nos penetra desde el cotidiano vivir atraviesa nuestras barreras de equilibrio y desnaturaliza esa armonía, es allí donde nos dejamos llevar por aquella dicotomía extraña a la que permitimos gobernarnos dándole el control y mando de nuestra vida, llamadas vulgarmente impulsos.
Por ellos, por esos impulsos vivimos, reímos, lloramos, trabajamos, peleamos, agredimos, amamos, odiamos, extrañamos, y nos permiten completar cada uno de nuestros material y matemáticamente similar día de vida.
Alejarse del mundanal ruido, de la cotidiano que acostumbra a vivir con ellos, es comenzar a entender un poco, solamente un poco a los antiguos creadores de sabidurías olvidadas, es empezar a encontrar o encontrarse con el interior, en definitiva el único proyecto de vida es el que surge de vivir nuestro exterior, respecto a lo que nuestro interior anhela.
Resumir la vida, ¿equivale a vivir interiormente experiencias fuertes que permitan realizarnos como seres?
O a lo contrario, imbuirnos de realidades exteriores fuertes, que solo dejen insatisfecho y vacío nuestro interior.
Conocernos es comenzar a encontrar nuestro interior, es un poquito descubrir esa inmateria que denominamos alma.
Y allí el equilibrio, el famoso punto exacto de armonía entre la delicada labor de vivir y sentirse vivo.....
"Sobre el costado de la ruta se observa a una liebre detenerse, paralizada de temor ante la imagen de un zorro que pasa".
En nuestro repertorio emocional, cada una de las emociones juega un papel singular, similar al impulso de la liebre que la hace actuar de determinada manera.
Cada emoción prepara al organismo humano (similar en esto al animal) para una clase distinta de respuesta, quizá sea bueno como lo hace la liebre del campo, detenernos y observar para poder conocer mejor nuestras pautas de conducta y tal vez auto evitarnos un mal trance.
La sangre, con la ira fluye a las manos, el ritmo cardíaco se agita, aumentan las hormonas con la adrenalina y existe energía suficiente sobre nuestro cuerpo para que nos resulte así mas fácil defendernos de un enemigo o tomar distancia.
Con el temor, la misma sangre que antes fluía a las manos, por un instante se congela, el rostro queda pálido y por un momento impulsa al cuerpo a esconderse. La reacción adecuada para permitir al cerebro el tiempo determinado que pone al organismo todo en alerta y lo prepara para la acción.
La acción que fija la atención en la amenaza y evalúa la respuesta a ofrecer.
Estar feliz es poseer un aumento de la actividad sobre uno de los centros nerviosos que inhibe los sentimientos negativos y favorece el aumento de energía. Aparece entonces un bienestar general, una tranquilidad, ofreciendo al organismo una disposición y entusiasmo que le hacen obtener con éxito una variedad de objetivos favorables.
Ahora bien, si nos sorprendemos por algo automáticamente levantamos las cejas no?
El hacerlo permite que nuestra mirada logre un mayor alcance visual y también llegue mas cantidad de luz a nuestra retina, posibilitando al cerebro mas información sobre el acontecimiento inesperado.
Al igual que la anterior, la expresión de disgusto envía otro mensaje.
Esa fea torcedura que aparece sobre el labio superior cuando no nos gusta algo y el fruncimiento de nuestra nariz es nada mas que un instinto primordial (como señala Darwin) de bloquear las fosas nasales en algo que "nos huele mal".
Y por último llega el amor.
El sentir ternura o la satisfacción sexual dan lugar a un despertar para-simpático, la también llamada "respuesta de la relajación". Es un estado general de calma y placer que entrega el organismo a quien ama o que recibe de quien se siente enamorado. Un estado general que permite preparar un puente ideal que una la "tierra con el cielo".
"Sobre el costado de la ruta y antes de ascender al puente una cabina de peaje nos obliga a detenernos.
Con el costo del peaje que no es menor a un beso en los labios, el puente que une tierra con cielo se ocupa de colocar sobre el firmamento una estrella mas que permite iluminar los pasos de aquellos que se decidan a cruzarlo".
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