De amores y azares


El jugador tenia entre sus dedos a tres mujeres bicéfalas y dos de sus posibles consortes.

Sin apartar la mirada de sus compatriotas de mesa, dejo deslizar su juego ante los abrumados bohemios, y sin expresión de triunfo alguna, acerco las ganancias a su lado de la mesa.

Maldiciones.

Unas vaporosas palabras femeninas se acercaron a su oído:

- volviste a ganar?

Sin mirar el jugador le señalo a la tabernera a que lado se inclinaba la tabla.

Ella jugueteó un momento recorriendo sus definitivas uñas en la quemada nuca , antes de sentarse pícaramente en sus piernas.

- Desde cuando vienes a mi taberna?

- Desde hace tres años - respondió acariciándole las rotas medias veladas- lo sabes bien.

- Y noche tras noche no has dejado de ganar.

- Es verdad, siempre gano para ti.

- Y has dicho que esta es tu ultima noche de juego.

El sonrió y antes de decirle que si ,apuro un trago con orgullo ,por su viejo gaznate de tahúr.

Ella al escucharlo lo beso no sin cierta lascivia y le dijo en voz muy baja:

- Quiero que esta noche pierdas.

- No puedo - susurro con estupor - además yo siempre gano por ti.

- Siempre dices lo mismo, pero ya no se si lo
haces por mí o para alimentar tu ego de macho cabrío

- No comprendes - dijo el con ojos suplicantes - este ultimo juego no lo puedo perder...

La tabernera se levanto sin dejarlo terminar diciéndole

- Si no pierdes el juego me pierdes a mi y sabes bien que soy de una palabra.

El con su rostro pálido asintió, y la mujer dando pequeños pasitos de baile, increíbles para su edad, salió de la habitación.

Ella lo espero desnuda toda la noche ,en el cuarto, a oscuras. Espero hasta el momento en que le avisaron que aquel ultimo juego fue la ruleta rusa.