Andares constantes


Durante la vida entera había tirado
De su trineo por la estepa helada
Liviano en el origen
Inició la marcha sencillamente
Apenas con avituallamiento
Con una sola preocupación
Conservar el rumbo

Al encontrar su primer escollo
Hubo de hacer una herramienta
Ocupando mucho tiempo y energías
Fue un duendecillo quien dijo como
Fabricar el útil y como usarlo
Más no indicó donde almacenar
Los escombros

Fueron muchos los impedimentos
Posteriores
Y muchas las herramientas
Y muchos los duendecillos
Y muchos los escombros
Y mucho el cansancio

Pues el trineo cada vez era
Mas difícil de llevar por su peso
Y los consejos de los duendes
Se entremezclaban agolpándose
Con frecuencia fuera
De su contexto

Y las cicatrices provocadas
En cada caída dificultaban
El tiro del trineo

Y las canciones de los duendes
Agolpándose en su ser
Secas
Sin eco
Impedían ver el firmamento
Porque solo veía canciones
Porque un día las vio todas
Juntas cargadas entre escombros
Incomprendidas por el agotamiento

Aguadulce, mayo de 2005
José María de Benito