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LAS CANICAS
El lugar de exhibición era perfecto: a contraluz con la ventana, los frascos repletos de ágatas de diferentes tamaños combinaban sus colores en centellas iridiscentes por el efecto del sol del atardecer, iluminando con tonos inesperados las paredes blancas que actuaban como pantallas reproduciendo el efecto casi sicodélico de la refracción .Especial atención merecían las balinas. De diferentes tamaños y obtenidas de un tío que trabajaba en los talleres industriales , éstas eran parte de los baleros de rodamiento que reparaban y en muchos casos las desechaban aunque no tuvieran algún desgaste y él las recogía para mí, sabiendo del enorme aprecio que les tenía, especialmente a las mas grandes que conocíamos como “bocholas”. El brillante acero inoxidable y su peso les daban una dignidad temible a la hora de ser lanzadas contra sus homólogas ya que su dureza excepcional contra el frágil vidrio de las comunes había hecho crecer la leyenda de que al menor contacto estallaban en mil pedazos. Las conservaba en un pequeño vitrolero en donde lucían imponentes como soldados acuartelados en espera de la acción. Capítulo aparte merecían las de barro ya que fueron un regalo de mi abuela quien las conservaba de un hermanito que tuvo y murió siendo niño. De colores ocre producto de su composición terrosa lucían tonos azul, rojo, amarillo y verde. Eran de una especial belleza las moradas y las negras por su rareza y también las que fabricaban en tamaño “Bocha” .Tal vez por su digno origen no se antojaba ni rodarlas aunque no eran precisamente frágiles ya que nunca vi una que se rompiera.En una caja de madera guardaba los “tiritos”.Estas eran las predilectas para ejecutar las suertes difíciles por su dimensión adaptable a la mano infantil y su historial de masacres caniquiles .Muchas exhibían muescas que revelaban un pasado de violencia producto de combates terribles que resolvieron aniquilando a sus enemigas y apropiándose de ellas como unas esclavas de vidrio de colores. Estas heroínas tienen el valor agregado de que al permanecer aún certifican su victoria porque talvez hubo algunas más aguerridas y osadas, pero que seguramente sufrieron tal derrota que deben haber terminado su vida en otro botín.Hoy que el tiempo ha pasado y que las canicas son parte de un mundo que se fue, las conservo con nostalgia y un dejo de tristeza porque supieron ser fieles compañeras de nuestra infancia sencilla en donde la mayor parte la jugaba la imaginación. En mi estudio escucho los sonidos intergalácticos de los juegos electrónicos de mis nietos y sus amigos quienes se han perdido de rodillas polvorientas y del sudor de las tardes de verano buscando en algún patio el terreno ideal para la batalla de las “cuicas”. |
Texto agregado el 22-05-2005, y leído por 1223
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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01-07-2005 |
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Viejo lobo, buen amigo, has hecho con tu texto que viajara al pasado, fueron unos isntantes ricos y llenos de batallas...cuantos juegos con las canicas ,. con los " tiritos", recurdo las seguidillas, elcírculo, donde encerrabas a tosas la canicas.. y las temibles bochas de acero, brillantes, metálicas, tembles, sin embargo especial cariño tenía no sobre los tiritos, esas canícas que traína el arcoiris dentro y que nos representaban en la lucha de canica a canica...
un abrazo viejo Amigo
ruben sendero |
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08-06-2005 |
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uis...yo tambien he jugado con canicas, y la hinque...creo que hoy muy poca gente sabe a lo que me refiero.. un susurro.* susurros |
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31-05-2005 |
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Cierto, los tiempos cambian. Recuerdo que uno inventaba los juegos casi imaginarios, sencillos, ahora los juegos inventan a los niños. He subido una poesía, que no hay mucho de comparación, pero los une algo "las canicas" Me ha gustado la sencilles con la que narras una parte de tu infancia. Mis estrellas y mi respeto ElSerYelTiempo |
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