A veces tu recuerdo mata el poco valor de olvidarte que hay en mí, y reprocho el espacio vacío que dejaste en mi vida.
Conservo aun intacto el vaso de agua con el que tomaste aliento para decir Adiós. No quiero contarte en lo que se ha convertido esta alcoba desde tu partida es una pocilga, muladar, basurero, etc., porque venero cada objeto olvidado en tu precipitada huida.
La colilla de cigarro está en el lugar exacto donde la arrojaste de tus manos, como lo hiciste con mis sueños... platos, cubiertos, forros de C.D’s que aun conservan las huellas de tus dedos, en la suciedad encontré el recinto sagrado de retener por un tiempo más tu presencia.
Es ahí donde me percato que continuas a mi lado, como fantasma, ya que tu imagen no se refleja en el espejo y tus manos no recorren mi cuerpo... Pero te siento conmigo, estas presente en la almohada que guarda el aroma de tu cabello negro, en la sabana que no logra borrar la forma de tu cuerpo, en mis noches de insomnio cuando rezo tu nombre para conciliar el sueño.
Por más que intento retener el sabor de tus labios, se me escapa ante la degustación constante y necesaria de alimentos, debo confesar que me he convertido en una milomana, pues buscó en el azúcar y sus distintas variedades culinarias recrear tus besos, aunque no encuentro la fórmula perfecta de azúcar y sal que lograrían reproducir el sabor exacto de tu boca.
Olvidaste tu cepillo dental, mismo con el cual hago la monótona rutina que antes hacías tú y era un fastidio para mí, todos los días lo arrojo a distintas partes del baño para poder maldecir tu descuido y fingir que estas en la sala frente al espejo acomodándote la corbata y moviendo la cabeza con burla ante mis reproches.
Debo admitir que este hobbie no es tan divertido como cuando tú lo hacías, pues lo encuentro con exactitud y no logro evitar derramar unas lágrimas mientras maldigo tu ausencia y que te hallas ido cuando menos lo imaginaba; pero es un desahogo, un engaño para el alma que piensa que regresaras.
Sísifo deambula de un lado a otro de la casa, sin encontrar un rumbo fijo, busca alguna prenda tuya en el piso, donde pueda echarse y ocasionar una riña entre ambos, aunque su mirada ahora es melancólica y triste, tal vez porque ya no tiene a quien demostrar su superioridad, cuando antes de recibir un punta pie tuyo saltaba a su trinchera favorita, mi regazo y te observaba derrotado mientras yo dirigía una mirada reprobatoria a tu actitud.
Intento que la vida día tras día sea menos pesada y todos lo días creo haber superado tu ausencia, sin embargo el menor ruido, la más insignificante nota musical y el objeto más tonto, hace que me desmorone al recordarte nuevamente.
Hoy escuche el teléfono por la mañana, después de la noche de café y cigarrillos que pase decidí abrazar a mi gato y continuar durmiendo, mientras la mágica tecnología del hombre hacía su labor, aun junto a la cama escuche tu voz... Mi corazón tonto e impaciente tomo valor del orgullo para no responder.
5 Minutos después lloraba junto a la máquina contestadora que había capturado tus palabras en una cinta magnética. Decidí no regresar el tiempo y dejarte guardado en la cripta del olvidado, mismo lugar al que me confinaste meses atrás, quizás harás un mausoleo para mí, como el que yo tengo en mi apartamento... O tal vez decidas olvidarme, para el caso es lo mismo.
A pesar de que te amo, creo que no es el momento de regresar a sufrir con tus problemas e indecisiones, mismos que hacían la vida más divertida y dinámica... pero consumían mis fuerzas poco a poco.
Suena nuevamente el teléfono y me decido a ser seducida por tus frases de arrepentimiento, que repites como un actor ante sus espectadores, con el sentimiento que la obra marca...
- No te quitare mucho tiempo...Llamó para decirte que me voy del país y no deseaba hacerlo sin despedirme, al final de cuentas eres la persona más especial que he tenido en mi vida, de antemano se que no dirás una sola palabra, pero TE EXTRAÑO.
Después el frío timbrar que indica el termino de la llamada junto con mis ilusiones de volver a tu lado.
|