Tañía el arpa entre marchitares de otoño
Cuando esfinges endrinas cortaban el viento
Y a lo lejos el turbio ocaso
posaba en su piel los ojos
Buscando algún refugio níveo
Con cual sostener su brillo ante las estrellas;
Pero aquel augur de aves denotaba su karma
Dejando caer su plenitud como deja caer el rocío
la resignación.
Noches perenne
entre cielos ígneos y lastimeros,
Concerniendo el frío,
Rememorando los tonos lánguidos de la lluvia.
Con su arpa, aquellos que se fueron volverían a perecer
Y la lluvia volvería a caer.
¿Será la última nota el brillo de las estrellas...
Cuando la cadencia yazca tras horas turbias
Entre moderato y andantino?
¿Será entonces que la lluvia decaiga
Entre mares, océanos, valles y almas?
¿Qué será cuándo muera la ninfa
Y el sonido de las gotas a olvidar resignaros?
¿Qué será cuando pare su arpa
Y sus lágrimas ningún elixir probaran?
¿Cuando canse su corazón al recuerdo?
¡Escuchad la lluvia!
que ahora cae en tierra
¡Escuchad sus lágrimas!
Tañendo el arpa en vela
Y nos trae lluvia, que a sufrir entrega
Sempiterna su colosal condena.
Texto agregado el 22-05-2005, y leído por 144
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Lectores Opinan
26-05-2005
Me gustò!! Y como dice Gustav.. la ultima parte es muy buena! besos.. Thais
24-05-2005
el último verso a mi gusto es el mejor ! creo que algunas vez habalmos del gusto que poseo por los cantos.. pero es esa otra historia
saludos Gustav_de_Lioncourt
22-05-2005
con respeto lo leí. no es mi estilo, pero tiene ese encanto femenino y con cierta poética llena de sagrada ingenuidad. palcebo
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