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El orgasmo brutal hizo que todos sus músculos se tensaran. Cuando recuperó el aliento se abandonó al llanto y suspiró: "No era cierto, no pude ver su rostro".
Él bebió cada lágrima en un beso y susurró en su oído: "Es que aún no pude llevarte lo suficientemente alto, dejame intentarlo nuevamente."
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Texto agregado el 12-12-2002, y leído por 549
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