¿No lo ves, mi niño? Abre un poco más los ojos (esos ojitos de novio que tanto me gustan), todos la tienen. Fíjate en ese hombre de allá. Sí, el pelado gordito. ¿Ves su etiqueta en la frente? ¿Ves que dice "Hombre a dieta con mujer maniaco depresiva"? Bien, sí, ahora fíjate en este otro especimen de acá. El joven, con barbita de chivo; el de lentes de marcos negros. ¿Qué dice su frente? "Estudiante universitario, padre soltero con problemas económicos". Ahora, pon tu atención en la persona que quieras. ¿Quién? ¿Ella? Mmm, interesante señora: "Abogada independiente, madre de una futura premio Nobel de Física".
Simpático esto de las etiquetas, ¿no lo crees? La cantidad de seres extraños que encontramos hoy en día en el Metro. ¡Y uno que siempre piensa que es el único aproblemado! Y no, resulta que todos estamos con las manos atadas. Que horrendo...
Oye, tengo una duda... ¿Podrías leerme lo que dice mi etiqueta? Tu sabes que en el espejo estas cosas no se reflejan y que difícilmente podría mirar mi propia frente. ¿Me la lees?
- "Joven confundida enloquecida con futuro a medias".
¿Que por qué te lo preguntaba? Nada más que porque me pareció raro lo que dice la tuya... ¿Quieres que te la lea? Bien, tú lo pediste...
"Muchacho enamorado erroneamente emparejado".