EL PAÍS DE LAS PROMESAS
DE ÓSCAR VALDERRAMA CÁNOVAS
Alucinando en el país de las maravillas
Viviendo en el país de las promesas,
Donde intento obtener ese empuje
Que me facilite una vida sencilla,
Alejada de la monotonía,
Libre sin tapujos
Y pidiendo mi propia alegría.
Olvidando cantos desesperanzadores
Que me roban las metas
Para evitar éxitos
Que jamás podré conseguir.
Sin embargo, estando a tu lado,
Me deshago de lamentos y tormentos
Para seguir hasta estar contento.
Pernoctan las desgracias
En sueños insoportables
Que se hacen inviables
Al seguir todas las ansias
Que poseía por querer algo mejor
De esa cosa llamada amor.
Persigo un fruto,
Sin caer del árbol,
Espero sin cesar
Algo que me pueda dar.
En una sombra me cobijo,
Evitando así el dolor,
Quizá alguien me quiso
Sin saber yo darle calor.
Piso sin pasar
Mientras miro sin mirar,
Callo al hablar
Sin decir lo que quisiera
Para evitar pensar
Que mi vida
Es la de cualquiera.
Querida diplomacia,
Eres tú la que me faltas,
Me abstengo de alianzas
En contra de mi desgracia.
Salto desde alturas
Que jamás sospeché
Serían reales,
Juego en un acto
Que me provoca pesares
En una gran pérdida
Que siempre pensé
Ser cierta,
Como un vuelo equivocado
De un ser tan fracasado
Que se levanta hastiado
Ante la solemnidad
De su existencia.
Por Dios, qué ocurre,
Necesito huir y no puedo,
Échame un cable
Para salir del hielo,
Donde cada día me muero.
Alabanzas y esperanzas,
Insultos con arrogancia,
Mentiras con distancia
Que me hacen padecer
Destinándome a perecer
Como un cualquiera
Sin tan siquiera
Preocuparme de mi exilio
Y sin pedir auxilio.
Llévame, pues,
A tierra fría a través,
Donde el mar muere
Para resucitar
Las cenizas del ayer.
Elévame al cielo,
Desaparecer yo quiero,
Quedando sólo el naufragio
De un cuerpo abandonado.
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