la luna se persive como una medialuna de grasa delgadadisima, que ilumina lo que un llavero con literna. los techos estan humedos porque una lluvia intensa e intermitente, baldeo las tejas de los que las tienen, y las membranas de brea, de la gran mayoria, bañadas en plata falsa, que yacen en lo punto mas alto de los hogares. entre medio de esa oscuridad natural nocturna, en un baldio, tristemente apartado de todo calificativo de civilisacion, donde se arrojan mugres de todos los confines; pernocta alli un joven herido en su interior, por una balacera de vidrios molidos que jalo alguna vez. con las propiedades de una sombra, se desplaza de entre la noche eludiendo pequeñas fogatas imprudentes, que dejan sus colegas lingeras cuando huye de la patrulla.
este joven llora hoy de tristesa, al recordar su niñez entre felices momentos burgeses, que lo vieron disfrutar del destino exprimiendolo sitricamente sin miramientos de la conciencia.
la madrugada, que nunca acaba, es testigo y verdugo del frio que tala sus huesos en invierno.