Un desconocido, jugando a ser amante. Hasta que es fastido el coqueteo, y un memorandum las sonrisas.
Después de poco tiempo ella lo fastidió a él, quizá solo en cuatro o cinco noches. No es que sea mala, es que no sabe qué hacer cuando el cortejo empieza a oler en los alrededores. Era algo más que un coqueteo banal. Realmente quería que la quisieran.. de verdad sentía que podía ser amada. Pero..¿cómo? ¿quién? ¿él? ¿un desconocido jugando a ser amante? Era ingenuo..rayaba en la estupidez creer eso. La madurez de la que se jactaba quedó echa polvo de caca cuando dijo “tú me interesas” no..no le interesaba “él” por si mismo, le gustaba “él” como la posibilidad de sentir amor. Porque estaba profundamente sola..y ya no quería estarlo. Ya no quería más noches de angustia, ya tenía clavada la idea de que alguien la estaba esperando, y que habría de encontrarlo en cualquier momento..podría ser en cualquier lugar, y tenía que estar alerta. Pero..¿y si la vida se le agotaba en eso? ¿y si los sueños eran todos de algodón? ¿qué pasaría con su cuerpo marchito? ¿cómo abrazaría de nuevo un corazón? Peor aún..¿qué pasa si nadie querría, después..abrazar el de ella?
No..no eso no puede pasar!! Tiene que llegar, tiene que amarla, porque ella ya lo espera, tiene que decirle que su piel es de ella, pues en ella se realiza plenamente, que su espíritu solo con ella es de lucha, que solo así puede mantenerse a dos pies.
Pero, definitivamente, no era él..no era este..este desconocido que quizo ganarse su confianza..no era ese que se decía útil para ella..una busqueda exhaustiva comienza…