SU VIDA.
Recuerda animales grises y mucho frío. Por esa época se vivía al filo y se amaba poco.
Después, en las guerras antiguas, conquistó para su Roma territorio e historia. También recuerda el pilum en su costado. El amuleto de Enea, ensangrentado y cayendo de su mano.
Luego, vivió de cerca alguna independencia. Los trajes ajustados, la levita y los polvos de su peluca. Tampoco amó mucho.
También es fresca la memoria de las balas silbando, los tanques, el grito de la guerra avanzando poco a poco a su trinchera. La rabia de no entender al inglés que se interpone en su bayoneta. La impotencia de su sangre al fluir.
Ahora ya no recuerda porque es hoy y escribe frente a un computador, enviando escritos por internet. Creyendo inventar una historia de varias historias antiguas.
Como si fueran un solo hombre y no él.