Voy cayendo en un abismo
flotando entre el viento
miro el tiempo nacer en un instante.
Las paredes rocosas avientan al eco de mi voz
de un lado para otro, a veces gritan tu nombre, otras solo suspiran...

a través del espejo puedo ver aquella procesión de elefantes
volando...emigrando hacia la luna, un par de sirenas
se van perdiendo en los deseos de un beso
mientras un camaleón me muestra colores que nunca había visto, que no existían...
era como un Dios, descarado y silencioso, cínico y eterno...

el suelo esta mojado, quedaron solo los rastros de una tormenta,
el olor a agua muerta; estrellada, regada yace sobre el piso...
un duende pregonaba una extraña historia de cómo mueren las cosas:
“cuando muera el ultimo humano, ese día muere Dios...”

me contó que los dragones son como mariposas, “solo duran un par de días
y después mueren en el olvido dentro de un cuento”, ...que los muertos también lloran.
Las lagrimas se anidaban en mis ojos y ya no sentía, no vivía, por momentos moría...
Revivía en el recuerdo de aquel azul que se perdía profundo bajo el misterio.

Y llego la noche espesa, en el cielo una deidad plateada flotaba retando el tiempo
y el mar se elevaba dejando solo un desierto triste y olvidado, seres de azul
de otra dimensión cambiaban la luz, las sombras se disipaban, inhalaban el mundo.
Para besarte necesito una mentira, (pensaba) que las líneas de sus manos deletreen mi nombre...

Que una águila de metal me regrese al cielo, dibuje el olvido sobre tus ojos
Que quiero saber que se siente estar en paz
Que quiero matar estar realidad
Que quiero dejar de viajar...