Sola
Sola enfrentando la vida, caminando por ella, llorando. Sola caminando por la calle, con el frío crudo chocando sobre el rostro, congelando los sentimientos o quizás apagándolos. Pasando indiferente ante otros. Viviendo en un mundo donde todos están solos o parecen estarlo. La angustia de la tragedia de la cultura, la antipatía, la desolación, el desasosiego. A nadie le importa quién sos. Un mundo plagado de infinitos mundos, como en la biblioteca de Babel. Ajenos, conexos, ambiguos, egoístas, torpes.
Y aquí estoy, sola, esperando a alguien que talvez no legue, que quizás no exista o que camine por calles que yo no transito. A veces tengo la sensación de conocerlo, como si su alma y la mía estuvieran marcas.
Solo puedo dibujarlo con palabras, y como Prometeo, que creo al hombre, yo también moldearía de barro su cuerpo perfecto y arrebataría fuego del Olimpo para darle vida, por más que los Dioses luego me condenen. “Tus brazos serían largos; tu cuerpo delgado; el rostro, el de un niño; y tus maños escribirían poemas de amor para mi, como los que yo te escribo”.
A veces tengo miedo de que al ser tan especial, no pueda alcanzarlo, y es allí donde comienzo a sentirme sola, porque es cuando vuelvo a la realidad y me doy cuenta que los príncipes azules no existen. Y tengo miedo de que no existas.
Casanda Lange
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