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El ying y el yang.

Jorge Cortés

La conocí en el tianguis del Chopo, yo caminaba absorto en mis pensamientos, empapado en la mezcla de sonidos que flotaba, esponja atemporal que ahí escapaba del tedio.
Había pasado por los mismos pasillos no sé cuantos sábados y nunca noté su presencia, sin embargo, siempre había estado en ese sitio, mimetizándose, tal vez por pudor.
Ese día -reconozco que por primera vez- vi brillar su mirada dejándome alelado y provocando en mí un rictus como de bebé segundos antes de alcanzar la ansiada teta.
Yo no sé si de verdad exista eso de “ la química” entre dos personas, o lo que nuestros padres llamaban “ amor a primera vista”, pero lo que sí experimenté en ese momento, fue una bochornosa alteración en la parte central de mi anatomía, que sentía, sería vista por todo el mundo. La verdad es que nadie, a excepción de la dueña de esos ojos, estaba mirándome. Como en cursi película rosa, el movimiento alrededor cesó- lo juro- por momentos no hubo más en mi universo que ese par de faros , que secuestraba hasta los sonidos que abundaban en derredor.
Sin saber porqué, caminé esforzándome por ocultar aquel bulto y me alejé del puesto donde ella estaba, el corazón iba a todo latir, y creo que necesitaba unos minutos de reflexión, el churro que me había desayunado me producía una indescriptible sensación de euforia. Miraba sin mirar las mercancías de los locales, por todos lados sólo veía ese par de ojos puestos en mí. No sé por qué me fingía interesado en éste o aquel disco, y leía sus contenidos sin tener la más remota idea de lo que tenía en mis manos, actuaba como si fuera observado, como si alguien estuviera filmándome paso a paso; un paranoico en ciernes. “The vampire sucking at his own vein” !....pero qué te pasa! ¿De donde te sale ahora esa estúpida inquietud?... “Love is colder than death”¿…..vas a regresar a verla? O nomás te vas a clavar en tus estupideces... “Black tape for a blue girl”.....¿tu crees que tengan aunque sea algo en común? ¿Qué no viste bien? “Black, black world”... Trae perforaciones en la ceja...los labios pintados de negro... “ Heretic blood”...tu andas por aquí como extraviado, ya lo sabes .... “A bi-tongue without a kiss”...tu atuendo dizque pandro no engaña a nadie... bájale de huevos, ¿no?...
- Qué güero, ‘tas buscando dark?- mira éstos.....
- Nomás estaba viendo, están chidos... son originales?
- A güevo mi buen...acá pura mercancía de primera.
- Orita veo, gracias...
Por primera vez en años, me sentía como extraño al tianguis del chopo tantas veces visitado, a mis treinta y uno, era un autentico ruco para una mayoría a mi alrededor. Siempre andaba por ahí, buscando cosas raras de blues, de rock, grupos o cantantes españoles, sudamericanos, libros que de repente se llega uno a encontrar. Durante muchos meses me había codeado con punketos, darketos, hip-hoperos, tatuadores, perforadores, nostálgicos del blues y del rock y siempre los había visto como seres raros, extravagantes, pero cercanos y hasta dignos de confianza en un caso extremo. Pero ese día me encontré desencajado... sentía que todos me miraban reconociéndome como a un casi yuppie, tachándome de fresa burgués y todo eso a partir de aquella mirada...¿que carajos me pasaba? Tenía que enfrentar de nuevo esos ojos que me sacaron del tranquilo paseo sabatino.
Así que volví a caminar hacia el puesto donde la vi , aún sin saber qué iría a decirle, pero avanzaba como insecto hacia la luz en un tactismo positivo, todavía a unos metros del local, dudaba si sería capaz de preguntar por alguna....¿que vendían en ese puesto? Ni siquiera me había fijado, para llevar una coartada sobre lo que iría a preguntar.

No hizo falta; nada más me vio y fue ella quien tomó la iniciativa.
- Orita regreso, -dijo al chavo que sentado hojeaba una revista. Éste, sin voltear siquiera a verla, le dijo un “suerte”, y siguió leyendo.
- Hola,- me dijo entonces a mí, que practicaba nuevamente esa cara de ávido lactante- ¿dónde fuiste?...te tardaste...¿caminamos?.
Hipnotizado caminé a su lado sin poder dejar de verla, era verdaderamente bella. Los ojos que me habían atrapado sólo eran la culminación de una cara y una figura perfectas, yo no podía decir nada que no fueran monosílabos, pero observarla de cerca fue realmente abrasador, para entonces inclusive dejó de importarme aquel incipiente priapismo. Mis hazañas más rompe cánones, databan de mi época preparatoriana: el pelo largo, y la ropa estrafalaria, pero nada de tatuajes, ni siquiera arete que había sido tan normal en mis amigos. “Si me viera como visto entre semana”, pensaba, “de trajecito y corbata, con mi laptop y mi palm, ya me estaría dando una patada en el trasero con esas botas Dr. Marteens coloradas”. Yo hasta ese día jamás me había visto enamorado de una chava como Pati
Salimos del tianguis, y caminamos hacia la antigua estación de trenes, ahí fue mi primer beso a alguien con un piercing en la lengua. En minutos, me enteré de un buen pedazo de su vida, supe que era música, Pati Darqui era su nombre de batalla; que tenía veintitrés años, y que vivía con su hermano desde hacía tres. Que aunque fuéramos dos personas tan distintas, al menos en esta vida estaríamos juntos...
Luego, no hubo un día en que no nos viéramos, me vio de traje y corbata y nunca me pateó, cuando papá y mamá la vieron, pensaron que se trataba de una broma, mis antiguos amigos comenzaron a alejarse, pero con Pati nada me hacía falta. Nunca intenté modificar su forma de vestir o de pensar, ella tampoco proponía cambios en mí, yo fui el que en un arranque insistí en perforarme primero el pezón, que al fin y al cabo siempre quedaba oculto bajo mis blancas camisas y nadie en la transnacional habría de verlo. Después vinieron las perforaciones genitales y los tatuajes en brazos y espalda, siempre en zonas fáciles de ocultar.
En la oficina me acababan de dar una promoción; económicamente las cosas nos iban muy bien, yo mismo había podido producir un disco para mi Pati. En los pequeños círculos subterráneos, Pati estaba siendo más y más conocida y yo crecía sin problemas dentro de la compañía.
De pronto, lo malo comenzó.
Para empezar, mi jefe no soportó ver que de debajo del cuello de la camisa de su pupilo favorito, alcanzaban a asomarse las puntitas de unas llamas tatuadas que subían extendiéndose en dirección a la nuca, el error de etiqueta a causa del calor, de aflojar la corbata y desabotonar el botón superior de la camisa fue mi perdición, pero en mi mente yo pensaba que ya no era imperativo seguir ocultando mi verdadera personalidad. Paul exigió verme sin camisa y fingió un cuasi- infarto cuando vio mi torso cubierto de tatuajes y mis pezones perforados y con argollas. No hubo intermedio, en ese momento me indicó que recogiera mis cosas y abandonara la oficina. Los brillantes proyectos que tenía, y las metas recientemente alcanzadas, no fueron suficientes para contrarrestar la fobia que le produjo la tinta y el metal de mi cuerpo, supuse que yo le gustaba, pero limpiecito.
Por el momento no me preocupé, la liquidación y algunos ahorros que tenía, me daban la suficiente tranquilidad para buscar un buen trabajo. Tuve que usar cuellos de tortuga en plena primavera, para ocultar los tatuajes visibles de mi cuello mientras asistía a las entrevistas.
En esos días Pati me comunicó con lágrimas de felicidad, que seríamos padres, aunque la noticia de pronto me produjo confusión y hasta un poco de contrariedad, lo reconozco, nunca lo exterioricé, Pati comenzó a dejar de pintarse el pelo de negro y salió a relucir un cabello rubio. Las uñas y los labios ya tampoco fueron mas negros, y comencé a verla como una extraña. El ying y el yang, pensé en ese equilibrio que guardábamos por ser tan distintos.
De pronto todo se oscureció.
La búsqueda de trabajo estaba siendo mas complicada de lo que había pensado, desde que salí del Tec, nunca había dejado de trabajar, y ahora ya llevaba casi cinco meses sin hacerlo. Un día que regresaba de una frustrante entrevista, Pati estaba sentada en una silla de la cocina. Distante, tensa, con un gesto serio y ajeno a lo que siempre era ella. Había ido al ginecólogo y le habían practicado un ultrasonido.
- Pensé que el doctor estaba bromeando, pero algo anda mal con el bebé.
- Qué te dijo- pregunté angustiado.
- Que qué chingaos había tenido yo que ver con Batman, el niño tiene forma de murciélago.
- No mames Pati.- Hasta entonces noté que algo se salía de control.


Caminé un par de pasos, llegué al puesto aquel, y, sí, si estaba buenona, pero ni era para tanto, bonitos ojos, que esta vez no me miraron. Vendía playeras, ¡chale, que viaje!!!Después de preguntar el precio de una que me parecía horrible, di las gracias y me alejé de aquel alucine mañanero, conforme salía del tianguis, la erección comenzó a disminuir.

Texto agregado el 18-05-2005, y leído por 174 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-05-2005 Buenísima historia. Me gusta mucho como manejas la situación. kone
18-05-2005 guaaauuuu!!!! que fuerte, me encanto... Ahh el DF y sus espacios, maravilloso. Mis * para ti LuciaXpaz
 
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