El brillo de tus ojos sustituyó farolas
dormidas en cuevas, donde jamás amanece.
Un gallo cantó el final del deseo,
mientras , sirenas perdidas en aventuras lumínicas,
abren paso al amor, agazapado en el fondo ,
entre los corales que protegen nuevos sentimientos,
naciendo en las profundidades marinas,
flotando historias de para cuando...
Brillan manantiales y nuevas auroras debajo de la mesa,
el deseo regurgita forraje seco que nos sirva de lecho.
Hoy el cielo es más azul y una puerta se abre...
La campana toca la canción conocida.
Me calzo mis botas de plomo,
simplemente, por que temo amarte, pero,
tu mano se pierde ya, al final de mi espalda,
tus dedos en mi, tus labios...
Sentirte...
Como al bohemio seduciendo poemas
en un acuario, donde la humedad de mis letras
se pierde tras un barco a la deriva...
2003/08/25
H de L
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