La indescriptible paz
que invade a aquel
que te contempla
le impide parpadear.
Y al no poder mirarse dentro,
se bebe con los ojos
toda
la inmensidad
de tus
azules inquietudes...
Con afilada garra
de espuma suave y blanca,
ola tras ola arrancas
de los muros del alma
aquella pena,
una inquietud,
tal vez una vergüenza...
Y restañando heridas
en el muro
lo revocas, lo alisas
le das brillo...
Y reflejo a reflejo
Traes la luna,
y eco a eco lo llenas
de murmullos,
Y esa sonrisa
(ya casi olvidada)
reacomoda el semblante
y eleva la mirada
a las estrellas...
Texto agregado el 18-05-2005, y leído por 87
visitantes. (0 votos)
Lectores Opinan
19-05-2005
Me parece una buena poesia , leere mas haber con que me encuentro cjsdj
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login